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Estos tres asuntos, cada uno puede ser un medio por separado para la curación del enfermo, y así también los tres en forma conjunta pueden ser una causa para ello. Pero es mejor que la súplica (o relación con Dios y pedir directamente de Él) y todos nuestros actos, sea acompañada del beneficio de cada uno de estos dos medios; puesto que los actos del médico y el efecto de las medicinas y otros, así como la intervención del Imâm (a.s.) y el efecto que hace su turbah (tierra de la tumba), no se encuentran separados ni independientes del poder y deseo de Dios Sublime, y el efecto de éstas depende del deseo Divino.
Otro punto es que no debemos considerar que suplicar y recurrir a los Imâmes (a.s.) para implorar su ayuda e intervención, corresponde sólo a cuando hemos perdido la esperanza de que los problemas y dificultades que tenemos se resuelvan por un camino normal. Al igual que no debemos por una sólo suplicar e implorar ayuda, y por otra parte mostrarnos indolentes y dejemos de visitar al médico y de utilizar los medios comunes; puesto que el deseo de Dios es que los asuntos se realicen a través del camino naturales de las cosas. Por consiguiente pueden ser realizados los tres: con la súplica y las bendiciones de la turbah del Señor de los Mártires (a.s.) visitamos al médico y consumimos las medicinas, para que Dios acepte la intervención del los Imâmes (a.s.) y recibamos un efecto apropiado y bueno de esta forma de curación médica.
De cualquier manera, nunca ni en ningún problema debemos perder las esperanzas de los favores de Dios y de la intervención de los Imâmes (a.s.). Al igual que nunca debemos dejar a un lado el esforzarnos y utilizar los medios comunes.
Los tres medios para obtener la cura de enfermedades –en caso de que no haya llegado el momento seguro de su muerte– son: el uso de curaciones medicas, la turbah del Señor de los Mártires (a.s.) y pedir ayuda y suplicar a los santos de Dios (a.s.). Estos tres factores, en la medida posible, hacen efecto en forma independiente a través del deseo Divino, y al utilizar uno de estos factores podemos beneficiarnos también de los otros dos. Estos tres en conjunto (al igual que una causa completa compuesta) pueden ser los factores que provocan la curación del enfermo; esto es, la súplica provoca la aceptación de la intervención del Imâm (a.s.) y hace que la turbah haga efecto, y el efecto de la intervención del Imâm (a.s.) así como su turbah provocan una mejor conclusión de la operación médica y que la curación se realice más fácil.
Sin embargo no hay que olvidar que el efecto del medicamento, así como la labor del médico, e inclusive la intervención del Imâm (a.s.) y el efecto que otorga su turbah dependen del permiso Divino. Y que antes de beneficiarse de las labores médicas, y usar la turbah del Imâm (a-s.), las súplicas tiene una prioridad especial, puesto que la súplica es una relación directa con Dios y dar importancia a que nada es independiente del deseo de Dios, se encuentra en el efecto de la gracia a los Actos Divinos. Por ello, se ha recomendado suplicar al iniciar cualquier acto, inclusive pedir ayuda a los Imâmes (a.s.) y solicitar su intervención. Puesto que súplica significa pedir ayuda a Dios Todopoderoso, y pedir prosperidad por parte de Él así como también solicitar la intervención de esos honorables.
Pero en especial, encontrar un médico adecuado que determine en forma exacta la enfermedad así como la medicina efectiva y el método correcto de curación, tiene sus propias complicaciones, y es necesario pedir a Dios Todopoderoso por esto.
Además, para que la turbah del Señor de los Mártires (a.s.) sea efectiva debe tener las condiciones siguientes, que en esta época es difícil obtenerlas:
1. Debe haber sido tomada de los rededores del hâîer[1] o tumba del Imâm Husaîn (a.s.) y la tierra debe ser de color rojizo.
2. Después de salir del hâîer no debe ser tocada por los genios ni los demonios enemigos de los shiítas, los cuales se encuentran esperando para emboscarlos y tocar esa tierra, y no debe haber perdido ese efecto de curación (debe ser transportada en forma secreta y con una cubierta adecuada).
3. Debe usarse en muy poca cantidad.
4. Debe emplearse con intención pura, y sin dudar en que es curativa.
5. Debe utilizarse acompañada de súplicas y jurando a Dios por la veracidad del Señor de los Mártires (a.s.) y otros.[2]
Por ello el implorante, con intención pura, debe poner atención y pedir ayuda al Señor de los Mártires (a.s.) así como a los demás santos de Dios (a.s.), y buscar las bendiciones en la turbah de estos honorables, puesto que los efectos de ésta se han experimentado en numerosos casos. Claro está la aceptación de la súplica e inclusive la aceptación de la intervención por parte de los santos de Dios así como el permiso y la conformidad de Dios en su intervención, tiene las siguientes condiciones:
1. La persona debe suplicar en forma pura y poniendo atención, enviando bendiciones al Profeta (s.a.w.) y su Inmaculada familia (a.s.), con contrición y penitencia verdadera.
2. Debe aceptar que el derecho Divino es el culto y haber pagado los impuestos islámicos (jums –el quinto– y zakât –impuesto islámico–).
3. Debe estar de acuerdo con la tradición y las costumbres del Profeta (s.a.w.) y de los Inmaculados Imâmes (a.s.).
4. Debe actuar según el Corán.
5. Debe agradecer a Dios en cualquier estado que se encuentre.
6. Debe aconsejar las buenas acciones y reprobar lo prohibido.
7. Debe utilizar también las posibilidades y los medios naturales o espirituales (no debe ser por indolencia ni por presunciones irrazonables).
8. Sus bienes no deben contener derechos ajenos.
9. Debe ser fiel a sus promesas y otros.[3]
Es posible que en ocasiones a pesar de no contar con todas las condiciones mencionadas una suplica o imploración de ayuda sea efectiva, y sea un factor para atraer los corazones de los solicitantes y de los suplicantes; o puede ser un ultimátum para que éstos carezcan de excusa de recurrir al pasado incorrecto de sí mismos; puesto que en los momentos difíciles en los que los medios normales no han podido resolver el problema, incrementa la gracia y el favor de Dios y de los Imâmes (a.s.), cerrando el sendero de cualquier justificación para los que dudan. Muchas veces sucede que el efecto que realiza es para recompensar y pagar. Esto es, una persona durante su vida posiblemente realizó un bueno acto o respetó a los santos de Dios (a.s.), que esta aceptación de sus súplicas y la resolución de su problema son en pago de ese buen acto que realizó, para que en la otra vida no se le deba ni sea merecedor de nada.
Un punto importante es que implorar ayuda o suplicar a los santos de Dios (a.s.), no significa dejar a un lado ni dejar de utilizar los medios naturales, o mostrarse indolente y negligente, y como quien dice ¡dejar todo a manos de Dios! El Imâm As-Sâdiq (a.s.) a este respecto dijo: “A Dios no le satisface realizar un acto sin hacer uso de los medios”.[4] Sino que, deberá pedir ayuda y súplicas utilizando los medios naturales, siendo optimistas y teniendo en mente su buen resultado. Utilizar las súplicas y pedir ayuda no sólo debe ser cuando hemos perdido las esperanzas de los caminos naturales –en este caso la curación médica común–, y todos los medios comunes para su curación sean incapaces, y encontremos ante nosotros todos los caminos obstaculizados para su curación, por consiguiente busquemos ayuda en medios como éstos, y cuando el problema se solucionó, olvidemos todo. Esta situación y esta mentalidad ha sido reprochada en numerosas aleyas del Sagrado Corán[5] y narraciones, y aquí es donde esta intervención y aceptación, provoca un ultimátum para la persona duplicándose en el otro mundo su castigo. Nunca hay que decepcionarse ni perder la esperanza en la intervención o aceptación de Dios, puesto que aunque el sistema del mundo es un sistema de causa y efecto, pero la Esencia Pura de Dios, es la causa de todos los medios y a todos los medios ha otorgado causalidad. Él ante cada causa se encuentra más cerca de ésta que su efecto, y ante cada niño más cerca de éste que su tutor. Puesto que es el tutor (y crea medios y a los asuntos los realiza a través de sus medios naturales) en ocasiones Él también destruye la causa, es posible que en un asunto los medios naturales no hagan efecto, tal y como sucedió cuando Abraham (a.s.) quería sacrificar a Ismael (a.s.), o cuando quisieron quemar a Abraham (a.s.). En ocasiones encuentra el favor sin la intervención de medios externos y directamente dese el sendero de lo oculto, ç o crea el medio a través de un camino desconocido y sin realizar las causas normales y conocidas.[6] Al igual que vemos en el suceso de la camella de Salih (a.s.), o cuando el báculo de Moisés (a.s.) se convirtió en un dragón y otros.
En conclusión, es mejor que en todos los actos que se realizan, además de usar de los medios naturales, no olvidemos nuestra relación con Dios (suplicar) ni a los Inmaculados Imâmes (a.s.), y en las dificultades no nos desesperemos, y tengamos esperanza en los Inmaculados Imâmes (a.s.) y en el poder divino de Dios.
Fuentes para mayor estudio:
Los grados de la moral en el Corán, ‘Abdul.lah Ÿawâdî Âmulî.
Una copa del agua cristalina de Kauzar, Muhammad Taqî Misbâh Ÿazdî.
El motivo de la aparición de las escuelas, Nâsir Makârim Shirâzî.
Las salutaciones completas, Ibn Qaûlawîîah Qumî.
La lágrima que corre por el Comandante de la Caravana, Shaîj Ÿa’far Shûstarî.
[1]– En la terminología jurídica y de culto, al límite del Santuario Husaînî y sus alrededores que está compuesto por la sagrada tumba, el patio, el pórtico, el museo y otros, sean la parte antigua o la nueva, es llamado hâîer. Algunos también a los límites de hâîer, los consideraron sólo los límites del Haram.
[2]– Dhihnî Tihrânî Muhammad Ÿawâd, Traducción complete de las salutaciones, caps.91-95, pp.832-867. Bihâr, t.98, pp.128 y 132.
[3]– Makârim Shirâzî Nâsir, El motivo de la aparición de las escuelas, pp.90 y 112.
[4]– Kâfï, t.1 p.183.
[5]– Sagrado Corán (30:32), (31:32), (29:65), (10:12 y 22 y 23) y otros.
[6]– Ÿawâdî Âmulî Abdul.lah, Los grados de la moral en el Corán, p.63.