Los shi’ítas no prestan mayor atención a los Inmaculados Imames (a.s.), sino que la atención que prestan al Mensajero de Dios (s.a.w.) contiene todos los aspectos y asuntos de aquello que pertenece a la vida de este honorable. La atención que prestan los shi’ítas a los Inmaculados Imames (a.s.) no es otra cosa más que la aceptación de la invitación del Profeta (s.a.w.) y obediencia de la orden de este honorable. Este asunto fue mencionado en numerosas aleyas y narraciones, tales como las aleyas que invitan a respetar y obedecer a sus familiares, el Hadîz Zaqalayn y otros hadices innumerables que fueron transmitidos de este honorable. Ya que primero, el respeto y la atención prestada a los Inmaculados Imames (a.s.) es la atención y la protección de la religión así como la misión del Profeta (s.a.w.). Segundo, alguien que recurre a los libros de súplicas y salutaciones, entiende que las súplicas y el envío de bendiciones exclusivas del Mensajero de Dios (s.a.w.) existen en gran número, y ninguna súplica ni salutación se encuentra a menos que parte de ésta pertenezca a él. Al recurrir al libro de súplicas Mafatih Al-Yinân (Las llaves del Paraíso) encontrará que fueron determinados capítulos para las formalidades en las salutaciones para este honorable en Medina la luminosa, el recital ante la tumba luminosa y las salutaciones a este honorable desde lejos y…, además de las cuatro salutaciones especiales que fueron asignadas a este honorable. Otras obras de súplicas son el Mazâr Kabir, Kâmil Al-Zîrât y otros.
Como ejemplo de uno de los asuntos que de vez en cuando se menciona en contra de los shi’ítas es la proporción del apego y amor de estos hacia el Mensajero de Dios (s.a.w.), alegando que la atención que presta la shía a los Inmaculados Imames (a.s.) en comparación a la que presta al Mensajero de Dios (s.a.w.) es mayor.
Antes de terminar con esta duda e indicar la verdad, consideramos necesario mencionar una introducción, la cual está compuesta por varios puntos:
1. Lo famoso es que tashaiu’ (shi’a), significa (sumarse a) entender la religión según la opinión del Profeta (s.a.w.) y los Inmaculados Imames (a.s.) y tener la creencia de que el sendero de la religión después del Profeta (s.a.w.) necesariamente es posible con el liderazgo del Imam ‘Alî (a.s.) y después de este honorable con el liderazgo de sus hijos.
Esta creencia de la shía en realidad es la obediencia de las órdenes del Profeta (s.a.w.) desde la perspectiva del Corán y de la tradición.[1] Es evidente que la shía para esta creencia invirtió grandes cantidades y ofreció muchas vidas, que la principal entre éstas fue el esfuerzo para comprobar la verdad ante las dudas y las equivocaciones en las que hacen caer los enemigos de la shía.
Por lo tanto es natural que centremos este debate en el eje para comprobar la verdad y hacer desaparecer la falsedad, concienticemos a la gente (comunidad) respecto a los líderes verdaderos y a los Imames hacia quienes el Profeta (s.a.w.) testó y ordenó su obediencia
Es evidente que este asunto no es un asunto sencillo ni fácil. En especial cuando observamos obras de historia y de hadices, que muchas de éstas fueron escritas para confirmar la opinión y la colaboración con los gobiernos omeyas y abasidas. Así también del texto de la historia islámica se deduce que las sectas y escuelas jurídicas y teológicas también cruzaron esta misma trayectoria.
Por ello concentrarse en la historia de los Inmaculados Imames y plantear estos asuntos no parece ser sólo algo natural sino necesario.
Es posible que ésta haya sido la causa por la cual el Imam Sayyâd (a.s.) en la reunión de Yazid en su famoso sermón presentó a su ancestro el Imam ‘Alî (a.s.) y mencionó los atributos y las especialidades importantes de este honorable, más que los del Profeta (s.a.w.) y dijo: “¡Yo soy nieto de ‘Alî Murtidâ! ¡Yo soy nieto de aquel que luchó tanto con los guerreros y valientes al grado que los hizo someterse! ¡Yo soy hijo de los creyentes más piadosos, heredero de los Profetas, el más tolerante de los tolerantes…!”[2] Dijo esto ya que la gente no se encontraba familiarizada por completo con las especialidades de la personalidad del Imam ‘Alî (a.s.), mientras que respecto al Profeta (s.a.w.) no fue así.
2. La devoción y el apego de los shi’ítas hacia los Inmaculado Imames (a.s.) en especial hacia el Imam ‘Alî (a.s.) no es otra cosa más que el afecto hacia el Profeta (s.a.w.); ya que el Imam ‘Alî (a.s.) es el mismo Profeta (s.a.w.). Este asunto en la Aleya Al-Mubahila («el versículo de la Ordalía») fue mencionado directamente: “Por tanto, a quien te discuta sobre ello (sobre lo que sabes de Jesús), después del conocimiento que ha venido a ti (rechace la verdad), dile: «¡Venid! ¡Llamemos a nuestros hijos y a los vuestros, a nuestras mujeres y a las vuestras y a nosotros mismos (que ocupemos el mismo rango) y a vosotros mismos y supliquemos [el juicio de Dios] y que la maldición de Dios caiga sobre los mentirosos!»”.[3]
Así también existen numerosas narraciones tales como el Hadiz Manzilat (hadîz de la dignidad), el Hadiz Mu’jât (hadîz de la hermandad), y el Hadiz Tâ’ir (hadîz del ave asada)[4] y otros[5] que enfatizan respecto al firme apego entre el Profeta (s.a.w.) y el Imam ‘Alî (a.s.) y el que el Imam ‘Alî (a.s.) es el seguidor de la religión del Profeta del Islam (s.a.w.).
3. La shía sostiene que el Profeta del Islam (s.a.w.) es la más noble de las creaciones y después de él nunca vendrá nadie que ocupe ese rango. El Profeta (s.a.w.) es el criterio y la medida a través de la cual la gente es evaluada. Ante la shía aquél que se encuentre más inmediato a él (desde el aspecto de la inmediación espiritual), como consecuencia de la cercanía a ese honorable, tiene proximidad y jerarquía, y aquel que se encuentre lejos de su sendero y costumbre, desde el punto de vista de la shía, no tiene ningún valor, incluso si perteneciese al Quraysh. El testigo de esta pretensión es la Sura Al-Masad [111] que fue revelada para reprochar a Abi Lahab mientras que él era el tío de Profeta (s.a.w.). Aquí es donde vemos que el Imam ‘Alî (a.s.) dijo: “Sabéis cuáles eran mis relaciones con el Sagrado Profeta, debido a mi parentesco con él y debido a mi mérito y valía. Desde el mismo comienzo de mi vida, me amó y yo le amé. Me tomaba en su regazo cuando era un niño y desde entonces estuve siempre con él. A menudo me abrazaba contra su corazón; acostumbraba a hacerme dormir junto a él; acostumbrábamos a estar tan cerca el uno del otro que yo sentía el calor de su cuerpo y oía la fragancia de su olor. Cuando yo era un niño, el me alimentaba con sus manos, mascando a menudo para mí los pedazos duros. Nunca me encontró tendido, ni débil y vacilante. Desde su infancia (desde el momento que fue destetado) Dios había designado al Espíritu Santo para que estuviera siempre con él y este arcángel (Gabriel), le conducía hacía cualidades ejemplares y elevados valores morales y yo seguía paso a paso al Sagrado Profeta, como una cría de camello sigue a su madre. Cada día acostumbraba a presentar de mí una nueva pauta de virtud y acostumbraba a ordenarme seguirla”.[6]
4. El Mensajero de Dios (s.a.w.) tuvo características especiales las cuales no existen en otros. Un ejemplo de éstas es ser el Sello de los Profetas y su misión fue la última de las misiones. Nadie después de él pretenderá ser portador de la revelación ni de la misión a menos que su pretensión sea falsa. Entonces el Profeta (s.a.w.) que su misión es el sello de la profecía, todas las misiones Celestiales llegan a su fin a través de su misión (la cual contiene todas las misiones Celestiales). El posee todas las perfecciones y es el modelo de la humanidad, está puro y purificado de cualquier maldad, fue inmaculado desde el momento en que nació hasta el momento en que emigró hacia el encuentro con su Creador y llegó al grado aceptado por Dios en todos los rangos de la vida.
El Imam ‘Alî (a.s.) a este respecto dijo: “Desde su infancia (desde el momento que fue destetado) Dios había designado al Espíritu Santo para que estuviera siempre con él y este arcángel (Gabriel), le conducía hacía cualidades ejemplares y elevados valores morales y yo seguía paso a paso al Sagrado Profeta, como una cría de camello sigue a su madre. Cada día acostumbraba a presentar de mí una nueva pauta de virtud y acostumbraba a ordenarme seguirla”.[7]- [8]-[9]
Después de haber mencionado esta corta y resumida introducción pasamos a lo principal del asunto. Los shi’ítas en su cultura consideran una gran importancia para el Profeta (s.a.w.) y sus enseñanzas en todos los campos tanto en la ley religiosa como en la exegesis, la moral, la política y otros, puesto que Dios Sublime dice: “Ciertamente, en el Mensajero de Dios tenéis un buen modelo…”.[10] “Y lo que el Mensajero os dé tomadlo y absteneos de lo que os prohíba”.[11]
Cualquier ser humano justo que recurra a las fuentes religiosas shi’ítas entenderá que la segunda referencia y fuente religiosa shía es la tradición del Profeta (s.a.w.).[12] Es evidente que este asunto es muestra de puntos importantes tales como el que:
1. Este asunto es muestra de gran respeto y santidad que la shía tiene para el Profeta (s.a.w.), y esto es porque este honorable es intermediario entre nosotros y Dios en todos los asuntos.[13]
2. La shía utiliza todos sus esfuerzos para proteger y cuidar de la tradición del Profeta (s.a.w.) –ya sea desde la perspectiva de recopilación de la tradición o desde la explicación de ésta. Nuestros eruditos desde los primeros siglos hasta hoy día realizaron y realizan innumerables esfuerzos en este campo (recopilación de enciclopedias de hadices). Recurrir a enciclopedias de hadices y narraciones, tales como los cuatro libros, el Bihâr Al-Anwâr, Wasâ’il Al-Shî’ah, Mustadirk Al-Wasâ’il y otros son suficientes para comprobar esta pretensión.
3. Ningún tiempo ni parte de la vida del Profeta (s.a.w.) puede encontrarse a menos que la shía se haya esforzado en ese campo, y haya examinado y analizado esa parte. Un testigo de esto son los libros y las obras existentes a este respecto.[14] Si deseamos numerar los servicios de los sabios shi’ítas que en este campo entregaron a la cultura islámica y a la comunidad de musulmanes es muy extenso, y en este escrito resumido no es su momento. A pesar de que los incansables esfuerzos de los sabios shi’ítas para proteger y propagar la tradición del Profeta de Dios (s.a.w.) y, al mismo tiempo, considerando su importancia el shi’íta juzga a su esfuerzo insignificante ante esa gran personalidad (del Profeta) y se siente culpable. Una personalidad que si todo el mundo se reuniese con todo el poder que tiene no podrá darle su derecho.
4. Pero aquello que dice el texto de la pregunta con relación a la súplica y salutación debemos decir que la shía no pone más atención a las súplicas y salutaciones de los Inmaculados Imames (a.s.). Este tema se evidenciará cuando hayamos considerado los siguientes asuntos:
- No pueden encontrarse súplicas ni salutaciones en las cuales no haya sido asignada parte de éstas al Profeta (s.a.w.), a menos en muy raros casos.
- En la primera súplica del Mafâtih Al-Ÿinân (Las llaves del Paraíso) encontramos que después de alabar y glorificar a Dios, se recomendó que el suplicante siente veces repita:
"یا رب محمد و آل محمد، صل علی محمد و آل محمد و عجل فرج آل محمد" –“Oh, Dios de Muhammad y de la familia de Muhammad (Inmaculados Imames), bendice a Muhammad y a toda su familia, apresura la aparición de la familia del Profeta (el Imam Mahdi a.ÿ.)”. Por lo tanto nosotros en este asunto obedecemos y realizamos esta recomendación.
- A continuación de la oración de la alborada dice: “Recitar 100 veces:
"صلی الله علی محمد و آل محمد" –“Las bendiciones de Dios sea para Muhammad y para la familia de Muhammad”. En esa misma súplica dice: “Dios mío te pedimos por el derecho de Muhammad y de la familia de Muhammad…”.
- En la súplica de los domingos recitamos: “¡Bendice a Muhammad, el mejor de Tu creación, el que ha exhortado hacia Tu Verdad!”
- Así también en la súplica del día martes dice: “¡Dios mío! Bendice a Muhammad, Sello de los Profetas…”.
- En la súplica de los miércoles dice: “¡Bendice a Muhammad, Sello de la Profecía, y a su familia purificada e inmaculada. Concédeme la intercesión de Muhammad, la bendición de Dios sea con él y su descendencia, y no me prives de su compañía…”.
- En la súplica de los días viernes dice: “Bendice a Muhammad y a la familia de Muhammad, disponme entre sus seguidores y partidarios, (en el día del Juicio) resucítame en su grupo…”.
- En los actos preferibles de los viernes dice: “En el nombre de Dios el Clemente, el Misericordioso. Bendiciones para Muhammad el señor de los Mensajeros, Sello de los Profetas, guía del Dios de los dos mundos,… puro e inmaculado de cualquier calamidad y limpio de cualquier defecto, deseado para la salvación y esperanza para la intercesión, a quien le fue encargada la religión de Dios. ¡Dios mío! Otorga honor a sus fundamentos, engrandece su razonamiento, eleva su grado…”.
- Así también en la salutación de este honorable dice: “Atestiguo que no existe dios excepto Al.lah, y atestiguo que tú eres enviado de Dios…”.[15]
Además de los tan escasos ejemplos que se mencionaron en forma resumida, cuando recurrimos a la obra de Mafätih Al-Ÿinân, encontramos también los siguientes títulos:
1. Salutación del Profeta (s.a.w.) en Medina la luminosa.
2. Actos preferibles del recital luminoso ante la tumba.
3. Salutación para el Profeta (s.a.w.) desde un lugar lejano.
4. Salutación para el Profeta (s.a.w.) y para los Inmaculados Imames (a.s.) los días viernes desde un lugar lejano.
5. Las virtudes del envió de bendiciones y saludos al Profeta (s.a.w.).
6. La despedida con el Profeta (s.a.w.).
7. Los ritos meritorios que debe respetar el peregrino de Medina.[16]
El autor de Kâmil Al-Zîârât inició su obra mencionando las virtudes y recompensas por recitar la salutación del Mensajero de Dios (s.a.w.).
Así también el autor de la obra Mazâr, presentó cuatro salutaciones para el Profeta (s.a.w.) en su obra.[17]
Estos fueron ejemplos para mostrar la atención y el respeto e interés de los shías hacia el Mensajero de Dios (s.a.w.), así como la virtud y superioridad del Profeta (s.a.w.) con relación a los Inmaculados Imames (a.s.). Es evidente que la persona investigadora recurriendo a las fuentes shi’ítas puede entender que el afecto y la amistad de la shía hacia el Profeta (a.s.) es mucho más que lo que siente hacia los Inmaculados Imames (a.s.), en especial si observa cuidadosa y detalladamente entenderá que el número de Inmaculados Imames (a.s.) y otros de los grandes sabios y de los Compañeros Cercanos, tales como Hamza (el señor de los mártires), Ÿa’far Tayâr, Salmân Fârsî y otros se encuentran en un grado menor que en el que se encuentra el honorable Profeta (s.a.w.).
El punto que quedó pendiente y debe ser considerado es, por qué en los actos preferibles de la noche del viaje nocturno y de la ascensión existe la salutación del Imam ‘Alî (a.s.), sabiendo que este asunto (el de la ascensión) es exclusivo del Mensajero de Dios (s.a.w.).
La respuesta a este punto se evidenció a través de los asuntos mencionados. Por ello es que la costumbre de los shi’ítas es que en los acontecimientos islámicos para las salutaciones de los Inmaculados Imames (a.s.), en especial la del Imam ‘Alî (a.s.), sean aprovechadas de la mejor manera. Por ello es que los Inmaculados Imames (a.s.) algunas de las salutaciones para ese honorable (’Alî a.s.) las colocaron en esos acontecimientos.
Claro está debemos tener en cuenta que este asunto no es asignado sólo para los acontecimientos mencionados (el viaje nocturno y la ascensión) sino que para el Imam ‘Alî (a.s.) hay una salutación el día de Mab’az (nombramiento de Muhammad) y otros.[18]
[1]– Aquí no tenemos la intención de mencionar estas aleyas y narraciones, para ello recurra a la Enciclopedia Al-Gadîr, del gran sabio Aminî y otras de las fuentes narrativas.
[2]– Maÿlisî, Bihâr Al-Anwâr, t.45, p.138; Amîn Sayyid Muhsin, Lawâ’iÿ Al-Ashÿân, p.243,
[3]– Āle ‘Imrān [3:61]. Al recurrir a las obras de exegesis podrán entender que todos coinciden en la opinión que el propósito de «انفسنا» (nosotros mismos) son el Profeta (s.a.w.) y el Imam ‘Alî (a.s.).
[4]– Sayyid Ibn Tâwûs, t.1, p.155. ––Que a continuación de éste el Profeta (s.a.w.) dijo:
"فی معرّفه مذاهب الطوائف" –“’Alî entre la gente es el más querido ante Dios y ante mí”.
[5]– Para más información recurrir a la obra de Al-Gadir, ‘Al.lâmah Amini.
[6]– Nahÿul Balâgah, discurso 192, famoso como el Sermón de Qâsi’a (párrafo 65 en adelante).
[7]– Ídem.
[8]– Recurrir a: Subhânî Ÿa’far, Ilâhîat, t.2, debate respecto a la profecía y las obras que fueron escritas respecto a la profecía e inmunidad.
[9]– Los shi’ítas sostienen que el Profeta (s.a.w.) es inmune tanto cuando anunciaba la misión así como en los demás momentos, contrario a lo que sostienen los hermanos sunitas que creen que el Profeta (s.a.w.) sólo al propagar el mensaje fue inmaculado.
[10]– Al-Aĥzāb [33:21].
[11]– Al-Ĥašr, [59:7].
[12]– En la opinión shía el sunnat (tradición) no es exclusivo de lo dicho, la conducta y lo determinado por el gran Profeta (s.a.w.) sino que comprende también lo dicho, la conducta y lo expuesto por los Inmaculados Imames (a.s.). Ante esto los sunitas limitan a la sunnah en lo dicho y la conducta del Profeta (s.a.w), y este es el punto de diferencia de la opinión de la shía con el punto de vista de los sunitas. El punto que provoca la expansión de la tradición desde la opinión shi’íta es la inmunidad de los Inmaculados Imames (a.s.) esa misma inmunidad que provoca que nosotros nos beneficiemos de la tradición del Profeta (s.a.w.) como fuente de la religión, y también provoca que nos arraiguemos a los Inmaculados Imames (a.s.). Dicho de otra manera, el eje de nuestro debate se encuentra dentro del campo de la tradición, la tradición de los Inmaculados Imames (a.s.). Cualquiera que sea ejemplo de este significado inmaculado, su tradición (dicho, conducta y exposición) es aceptada por nosotros como una fuente. Recurrir a: Hâdawi Tehrani Mahdi, Lecciones de Jâriy Usul, quinto libro.
[13]– Recurrir a: Hakîm Sayyid Muhammad Taqî, Usûl Fiqh Maqârin, cap. Validez de la tradición.
[14]– Recurrir a: Tehrânî Shaij Aga Bozorg, Al-Dhurri’ah; Al-Rifâ’î ‘Abdu Al-Yabbâr, Mu’aÿim ma kutub ‘an Al-Rasul wa Ahl–Baytihu.
[15]– Mafätih Al-Ÿinân, pp.314, 315, 326, 335, 336.
[16]– Ídem.
[17]– Mash-hadî, Mazâr, p.55-76.
[18]– Mafätih Al-Ÿinân, p.380.