Aunque desde la opinión de los shiítas, el Imamato es un rango que fue otorgado por parte de Dios Sublime, y comunicado a través de Su Mensajero (s.a.w.), puesto que el Imâm debe poseer el rango de la inmunidad y sólo Dios y Su Mensajero están enterados quién posee el rango de la inmunidad y quién merece el alto rango de wilâîah (albacea) y del liderazgo (Imâmah). Pero colocar ese rango en forma supuesta para la aceptación de la invitación, tuvo algunas razones que a continuación mencionamos algunas de éstas:
1. El Profeta (s.a.w.) realizó este acto como ultimátum para la gente y en el futuro no dijesen: ¿por qué no nos elegiste a nosotros o a los otros? Y puesto que los presentes en la junta –a excepción de ‘Alî (a.s.)– no aceptaron con su propia voluntad la invitación al Islam por parte del Profeta (s.a.w.), no queaba lugar a ninguna objeción.
2. A través de este acto fue determinada la preferencia y las virtudes del Imâm ‘Alî (a.s.) sobre otros, y se evidenció que en los tiempos en que el Profeta (s.a.w.) se encontraba solo lo atacaban, y la opresión y oposición de los enemigos, quien contara con esa valentía y audacia que en forma pública y sin ningún temor anunciara su protección al Profeta Divino (s.a.w.).
3. La labor del Profeta (s.a.w.) era preparar a la sociedad para dos actos, que en el futuro y después de su muerte no se viese afectada por la desviación de los buscadores de la verdad: primero, el asunto del Imâmato, por qué razón la sociedad sin un Imâm y líder está condenada a la destrucción; y segundo, para preparar el terreno de la aceptación del propio ‘Alî (a.s.).
4. Era evidenciar para las comunidades futuras, la causa de la elección de ‘Alî (a.s.) como sucesor –a pesar de su corta edad–, puesto que el rango del Imâmato, es un rango Divino, pero es necesario que tenga una causa persuasible para rechazar cualquier pretexto de desobediencia y oposición.
5. Este acto acuerda con la libertad del ser humano en la realización de una obligación. Al igual que la Escuela Shiî’ah lo confiesa. En este suceso, tanto los jefes del Quraîsh a pesar de la libertad con la que contaban no aceptaron, y cuando ‘Alî (a.s.) a través de su libertad aceptó al invitación del Profeta (s.a.w), aunque desde un principio todos los asuntos se habían evidenciado en el Louh Mahfudz (Las Tablas Protegidas) Divino. Pero el ser humano es quien a través de su libertad crea los campos de los logros Divinos, de la guía y de la perdición, tal y como numerosas aleyas indican que la guía y la perdición son resultado de los actos que realiza el propio individuo, y prepara el campo de éstos dentro de sí mismo.
6. El asunto del iaûm al-andhâr muestra que la comunidad islámica se basa en la libertad y elección de las mismas personas sin haber ninguna fuerza, dictatoría ni discriminación, sino que la eficiencia y el mérito de las personas es lo que preparan el campo para la realización de la aceptación de la responsabilidad. Este mérito se basa también en las normas Divinas y no en el parentesco ni en la relación.
Aunque desde la opinión de los shiítas, el Imamato es un rango que fue otorgado por parte de Dios Sublime, y comunicado a través de Su Mensajero (s.a.w.), puesto que el Imâm debe poseer el rango de la inmunidad y sólo Dios y Su Mensajero están enterados quién posee el rango de la inmunidad y quién merece el alto rango de wilâîah (albacea) y del liderazgo (Imâmah). Pero colocar ese rango en forma supuesta para la aceptación de la invitación, tuvo algunas razones que a continuación mencionamos algunas de éstas:
1. El Profeta (s.a.w.) realizó este acto como ultimátum para la gente y que en el futuro no dijesen: ¿por qué no nos elegiste a nosotros o a los otros? Y puesto que los presentes en la junta –a excepción de ‘Alî (a.s.)– no aceptaron con su propia voluntad la invitación al Islam por parte del Profeta (s.a.w.), no quedaba lugar a ninguna objeción.
No fue así que el Profeta (s.a.w.) anunciase en forma directa y él mismo, la falta de capacidad y la inconveniencia de éstos como sus sucesores en el asunto del califato, sino que este asunto debería evidenciarse en forma natural y en el transcurso de los acontecimientos para que fuese más palpables y entendibles para los musulmanes y así evitar cualquier enemistad hacia el Profeta (s.a.w.) (como el suceso del califato)[1]. Existen otros casos en los que el Profeta (s.a.w.) desde un principio sabía que algunos carecían de capacidad y mérito para realizar una función o no eran capaces de realizarlo, tal y como en la Batalla de los Confederados[2] y el que entre los Compañeros Cercanos (ashâb) no existía ningún bélico –excepto ‘Alî (a.s.)– para enfrentar a ‘Amr Ibn ‘Abdawud, o en la Batalla de Jaîbar en la que los enviados por el Profeta (s.a.w.) fueron derrotados y no pudieron conquistar la fortaleza de Jaibar.[3] Así como cuando el Profeta (s.a.w.) envió a un grupo Compañeros Cercanos para recitar la Sura Barâ’at[4] y después destituirlos de esta responsabilidad.[5]
2. A través de este acto fue determinada la preferencia y las virtudes del Imâm ‘Alî (a.s.) sobre otros, y se evidenció que en los tiempos en que el Profeta (s.a.w.) se encontraba solo, lo atacaban y la opresión y oposición de los enemigos, quien contaba con esa valentía y audacia que en forma pública y sin ningún temor anunciara su protección al Profeta Divino (s.a.w.). Tal y como el asunto de la victoria de Jaîbar que el Profeta (s.a.w.) dijo: “Por cierto que mañana entregaré esta bandera a alguien que ama a Dios y a su Profeta, y a quien Dios y su Profeta aman. La victoria está en sus manos y es aquel que jamás da la espalda al enemigo y que jamás huye de la batalla”.[6] A pesar de que el honorable Profeta (s.a.w.) desde un principio sabía que sólo ‘Alî (a.s.) podía realizar este asunto. O en la Batalla de los Confederados, en la que el Profeta (s.a.w.) primero preparó la situación y después envió a ‘Alî (a.s.) para mostrar a los demás la superioridad de las virtudes de ‘Alî (s.a.) ante otros. Para completar estas virtudes dijo: “¡Toda la fe se enfrenta a toda la incredulidad!”.[7] O en cualquier momento en el que el honorable Profeta del Islam (s.a.w.) salía de Medina, coloca a ‘Alî (a.s.) como su sucesor, para mostrar la supremacía de ‘Alî (a.s.) en forma implícita y práctica. De lo contrario, la mayoría de los musulmanes no aceptarían las virtudes de Alî (a.s.) sobre las de otros, y no lo hubiesen aceptado, en especial que existían oponentes e hipócritas quienes hacían propaganda en su contra para así neutralizar los esfuerzos del Profeta (s.a.w.) y llegar a realizar sus planes siniestros.
3. La labor del Profeta (s.a.w.) era preparar a la sociedad para dos actos, que en el futuro y después de su muerte no se viese afectada por la desviación de los buscadores de la verdad: primero, el asunto del Imâmato, por qué razón la sociedad sin un Imâm y líder está condenada a la destrucción; y segundo, para preparar el terreno de la aceptación del propio ‘Alî (a.s.).
4. Era evidenciar para las comunidades futuras, la causa de esta forma de elección de ‘Alî (a.s.) como sucesor –a pesar de su corta edad–. Puesto que el rango del Imâmato, es un rango Divino, pero es necesario que tenga una causa persuasible para cerrar el camino de cualquier pretexto de la desobediencia y oposición. Puesto que en caso de que él mismo hubiese elegido sin haber preguntado ni consultado con la gente, los musulmanes contemporáneos del Profeta (s.a.w.) se asombrarían al ver que consideró a un joven preferente a los demás, qué puede esperarse de las comunidades futuras que no habían vivido en la época del Profeta (s.a.w.) y directamente desconocían los métodos y la conducta de este honorable (s.a.w.), y tampoco estaban familiarizados con las virtudes y cualidades espirituales de los Compañeros Cercanos del Profeta (s.a.w.).
Por lo tanto, en la historia debía comprobarse para siempre y de cualquier manera la superioridad y las virtudes de ‘Alî (a.s.) sobre cualquier otro, de lo contrario, los oponentes podían presentar razones de que el Profeta (s.a.w.) no los había elegido para realizar tal acto. Con esto se comprueba que ellos no contaban con el mérito necesario ni el poder para realizar estos actos, y que otra persona tenía virtudes superiores a las de ellos.
5. Este acto acuerda con la libertad del ser humano en la realización de una obligación. Al igual que la Escuela Shiî’ah lo confiesa. En ese suceso, tanto los jefes de los Quraîsh no aceptaron[8] a pesar de la libertad con la que contaban, y cuando ‘Alî (a.s.) a través de su libertad aceptó al invitación del Profeta (s.a.w)[9], aunque desde un principio todos los asuntos se habían evidenciado en el Louh Mahfudz (Las Tablas Protegidas) Divino. Pero el ser humano es quien a través de su libertad crea los campos de los logros Divinos, de la guía y de la perdición, tal y como numerosas aleyas indican que la guía y la perdición son resultado de los actos que realiza el propio individuo, y prepara el campo de éstos dentro de sí mismo.
6. El asunto del iaûm al-andhâr[10] es muestra de que la comunidad islámica se basa en la libertad y elección de las mismas personas y no existe ninguna fuerza, ninguna dictatoría ni discriminación, sino que la eficiencia y el mérito de las personas es lo que prepara el campo para la realización de la aceptación de la responsabilidad. Este mérito también se basa en las normas Divinas y no en el parentesco ni en la relación. Tal vez el mejor aspecto y muestra de la libertad, es la participación de la gente en los asuntos de la sociedad y la consultación con la gente. La consultación en el Islam cuenta con una importancia especial y a pesar de que el Profeta (s.a.w.) estaba conectado con la revelación y poseía el rango de la inmunidad, y también era muy inteligente, invitaba a los musulmanes a la consultación y al intercambio de opiniones. Sin duda alguna está el honorable Profeta (s.a.w.) no consultó con la gente respecto al origen de los mandatos divinos, sino que obedecía la revelación divina, sin embargo lo hizo respecto a la forma de cómo realizar y poner en práctica algunos mandatos, al igual que fue indicado en varias partes del Sagrado Corán.[11] En la Sura Ali-Imrân (3) se ordena la consultación puesto que la consultación con los Compañeros Cercanos en la Batalla de Uhud no había sido exitosa y se suponía que el Profeta (s.a.w.) ya no consultaría más con los musulmanes.[12] Otro asunto, fue la Batalla de Badr en la que el Profeta (s.a.w.) consultó con sus Compañeros Cercanos, tales como Habâb Ibn Munadhir[13], así también en otras ocasiones.
El propósito de consultar con la gente es por varias razones:
1. Acercar los corazones y las opiniones de los musulmanes entre sí, para crear mutua amistad.
2. Dar importancia a las personas, respetar la personalidad de los integrantes de la sociedad y crear un campo para el florecimiento de sus capacidades; puesto que a través de la consultación, se evidencia el mérito y las capacidades de la gente, tomando forma la personalidad de las personas.
3. Colocar al Profeta (s.a.w.) como modelo en la consultación con los demás para la comunidad islámica. Tal y como el Sagrado Corán también dice: «Ciertamente, en el Mensajero de Dios tenéis un buen modelo…».[14]
4. No centrar en una persona específica las victorias y derrotas, y dar participación a toda la comunidad en los triunfos o fracasos.
[1]– Balâdharî, Ansâb Al-Ashrâf, t.1, p.580; Ibn Qutaîbah Al-Dînwarî, El Imâmato y la Política, p.9; Mas’ûdî, Muraway Al-Dhahab, t.2, p.304.
[2]– Subhânî Ÿa’far, Luz de la Eternidad, p.545; Bihâr Al-Anwâr, t.20, p.227 y otras.
[3]– Târîj Tabarî, t. 2, p.300; Luz de la Eternidad, p.467; Ibn Hiÿr ‘Asqalânî, Al-Isâbah, t.2, p.508 y otras.
[4]– «¿Acaso vuestros incrédulos son mejores que ellos? ¿O hay para vosotros en las Escrituras (carta de seguridad) una excepción?» (54:43) [N.de T.]
[5]– Bihâr al-Anwâr, t.21, p.266 en adelante; Tafsîr Al-Mizân, t.9, p.162 y otros.
[6]– Luz de la Eternidad, p.647; Sirah Halabî, t.3; p.41.
[7]– Ídem.
[8]– Târîj Tabarî, t.2, p.63; Sirah Halabî, t.1, p.286; Bihâr al-Anwâr, t.38; Kanzul-‘Amâl, t. 15, p.15 y otros.
[9]– Ídem.
[10]– Iaûm al-andhâr fue el día en que el Profeta (s.a.w.) convocó a sus parientes para invitarlos al Islam «Y amonesta a tus familiares más cercanos» (28:214) [N.del T.]
[11]– Sagrado Corán (3:159); (42:38); Tafsîr Al-Mizân, t.4, p.70; Mayma’ul Baîîan, a continuación de la aleya 159 de la Sura Ali Imrân (3).
[12]– Al-Durul-Manzûr, t.2, p.80 y 90; Tafsîr Al-Mizân, t.4, p.70.
[13]– Sahîh Muslîm, t.5, p.170; Al-Bidâîîah wal-Nahâîîah, t.3, p.263.
[14]– Sagrado Corán 33:21.