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Los siguientes asuntos pueden ser enumerados como los propósitos del Corán al mencionar las historias:
(1) Reflexión. (2) Tomar lección. (3) Evitar la desviación de las historia. (4) Terminar con las diferencias. (5) Concientizar a la gente de las tradiciones Divinas ante los actos buenos y malos.
Considerando que en una parte muy importante del Corán mencionaron las historias de las tribus predecesoras y de los antepasados, para algunos se presentó esta pregunta, que ¿por qué un libro educativo y formativo del ser humano contiene todas esas historias?
Pero al considerar algunos puntos se evidencia la causa verdadera de este asunto:
1. Tomando en cuenta que la historia es el lugar para investigar diversos asuntos de la vida humana, y aquello que el ser humano diseña en su mente a través del argumento racional lo mira en forma evidente en las páginas de la historia, puede percibir perfectamente el papel que juega la historia al mostrar las realidades de la vida.
El ser humano con sus propios ojos puede ver en las páginas de la historia la derrota mortal en la que se vio atrapada una tribu y una nación como efecto de las diferencias y la desunión, y así también puede observar la victoria resplandeciente que obtiene otra tribu bajo la sombra de la unión y correlación. La historia transmite los resultados definitivos e innegables de las escuelas: métodos y programas de cada tribu y grupo. Las historias de los antepasados son el conjunto de las experiencias más valiosas de ellos, y sabemos que el fruto de la vida no es otra cosa más que experiencia. La historia es un espejo que refleja en sí toda la magnitud de las sociedades humanas: las fealdades, las bellezas, las satisfacciones, los infortunios, las victorias y las derrotas así como los factores de cada uno de estos asuntos. Por ello estudiar la historia de los antepasados, alarga la vida de los seres humanos –exactamente en la misma medida de ellos–, puesto que pone a disposición del ser humano todo el conjunto de experiencias que tuvieron durante su vida.
El Imam ‘Alî (a.s.) dijo a su hijo Hasan: “¡Hijo mío! Aunque no tuve la vida de los antepasados, pero observé sus actos, reflexioné en sus historias y viajé en sus signos y efectos, en tal forma que parece que soy uno de ellos, parece que por aquello que entendí de las experiencias de su historia viví con el primero hasta el último de ellos”.[1]
Claro está la historia se encuentra exenta de cualquier superstición, mentira, adulación, alabanza, alteración y conversión, pero por desgracia este tipo de historias son pocas y el papel que juega el Corán en la presentación de ejemplos de la historia auténtica no deberá ser olvidado. La historia que sea al igual que un espejo plano, y no desigual; una historia que no sólo hable de los sucesos, que analice también las raíces y las conclusiones. A pesar de todo esto ¿por qué el Corán que es un Libro sublime educativo en sus capítulos y frases no enfatice en la historia y no presente ejemplos y testigos de las historias de los antepasados?
2. Además de esto la historia tiene su atracción especial, y el ser humano en todas las épocas de su vida desde la edad de la infancia hasta la ancianidad se encuentra bajo la influencia de esta atracción extraordinaria. Por ello parte importante de la literatura del mundo y gran parte de las obras de los escritores componen la historia. Las mejores obras de los poetas y grandes ensayistas tanto de habla persa como de cualquier otra habla, son sus historias. El Golestán (Jardín de las rosas) de Sa’di, el Shahnameh (El libro de los Reyes) de Ferdowsi, el Jamseh de Nezami, y las atractivas obras de los autores contemporáneos tales como las obras emocionantes de Víctor Hugo, Shakespeare y Goethe todas fueron presentadas en forma de novelas.
Los escritos ya sea que fueron presentados en forma de poesía, prosa, como un libreto teatral o en forma de película provocan tal efecto en el lector y el espectador, que las deducciones racionales nunca pueden realizar un efecto como éste.
La causa de este asunto tal vez sea porque por lo general la mayoría de la gente antes de ser racional es sensorial, y antes de pensar en los asuntos intelectuales se sumerge en los asuntos sensoriales. Los diversos asuntos de la vida, sean en la medida que sean, alejan para ellos el campo de los sentimientos y tomando una perspectiva de inmaterialidad racional se vuelven más difíciles y más lentos para entender.
Por ello observamos que siempre para ser mejor entendidos los argumentos racionales se toma ayuda de ejemplos sensorios. Y en otras ocasiones mencionar un ejemplo adecuado y en su lugar, hace que el efecto de la argumentación se multiplique. Entonces los sabios prósperos son aquellos que tienen más dominio sobre la elección de los mejores ejemplos. Y ¿por qué no ser así? mientras que las argumentaciones racionales al fin son deducciones de los asuntos sensoriales, visibles y experimentales.
3. La historia es entendible para todos, contrario a las argumentaciones racionales que en éstas todos no son iguales. Por ello el libro que tiene una perspectiva común y pública todos deben utilizarlo, desde el beduino iletrado medio salvaje hasta el destacado filósofo e intelectual. Sin duda deberá apoyarse en la historia y en los ejemplos.
El conjunto de estas perspectivas muestra que el Corán desde la perspectiva de la enseñanza y educación atravesó el mejor sendero (historias y leyendas). En especial tomando en cuenta este punto que el Corán en ningún caso menciona sólo el suceso histórico, sino que en todos los pasos de éste toma una conclusión y se beneficia de una enseñanza educativa.[2]
Antes de enumerar los propósitos de las historias que menciona el Corán es mejor indicar que la esencia de las historias coránicas es la mención de realidades que ocurrieron en el mundo, y no imaginaciones.
De cualquier manera, en forma resumida podemos indicar los propósitos de la mención de las historias del Corán en esta forma:
1. Reflexión: «فاقصص القصص لعلهم یتفکرون» –“Cuéntales, pues, la historia, quizás así reflexionen”.[3]
2. Tomar lección.[4]
3. Evitar la desviación de las historia: Dios después de mencionar la historia de la mubahala (mutua maldición) dijo: «ان هذا لهو القصص الحق» –“Este es ciertamente el relato verdadero”.[5] Y después menciona parte de la vida del Profeta Jesús (a.s.): «الحق من ربک» –“La Verdad procede de tu Señor”.[6]
4. Terminar con las diferencias: «ان هذا القرآن یقص علی بنی اسرائیل اکثر الذی هم فیه یختلفون» –“En verdad, este Corán relata a los Hijos de Israel la mayoría de las cosas en la que ellos no se ponen de acuerdo”.[7]
5. Concientizar a la gente de las tradiciones Divinas ante los bienhechores y malhechoras.[8]
La mención de la historia de los antepasados fue consuelo para el Profeta (s.a.w.) y para los pocos primeros creyentes, y para que los creyentes en cada tiempo y época no permitan que en sus almas entre el temor, consecuencia de la gran cantidad de opositores y grupos desviados, y tenga completa esperanza en el resultado de sus actos.
Y así también para advertir y atemorizar a los tiranos, a los opresores y a los desviados en cada época y tiempo para que no consideren que los castigos Divinos se encuentran lejos de ellos, castigos tales como: terremotos, rayos, huracanes mortales, volcanes, grietas en la tierra, torrentes que los seres humanos de hoy día ante éstas son tan impotentes que los hombres del pasado lo fueron.
Todo esto se deriva de que el propósito de las historias del Corán es el desarrollo y la perfección de los seres humanos, el propósito es luz y luminosidad en las almas y el control de los deseos rebeldes, en fin el propósito es luchar en contra de la tiranía, de la opresión y del desvío.[9]
[1]– Nahÿul Balâgah, carta 31 al Imam Hasan Muÿtaba (a.s.).
"اى بنى انى و ان لم اكن عمرت عمر من كان قبلى فقد نظرت فى اعمالهم و فكرت فى اخبارهم و سرت فى آثار هم حتى عدت كاحدهم بل كانى بما انتهى الى من امور هم قد عمرت من اولهم الى آخرهم".
[2]– Exegesis Nemunah, t.9, pp.304-306.
[3]– Al-‘Arāf, [7:176].
[4]– Muÿtabavi Sayyid Ÿalâl Al-Dîn, La ciencia de la moral Islámica, t.3, p.194.
[5]– Āle ‘Imrān [3:62].
[6]– Āle ‘Imrān [3:59].
[7]– An-Naml [27:76].
[8]– Faid Kâshani Mohsen, Muhayyat Al-Baidâ, t.7, p.85.
[9]– Exegesis Nemunah, t.15, p.343.