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Preguntaron al Imam Ridâ (a.s.) respecto a la atribución del engaño, burla y conspiración de Dios– que fue mencionado en el Corán–. Este honorable dijo: “Dios Majestuoso no se burla, no engaña ni conspira, sino que da el castigo por el engaño, la burla y conspiración.
Al Imam Ridâ (a.s.) le fue preguntado respecto a la atribución del engaño, burla y conspiración de Dios– que fue mencionado en el Corán–. Este honorable dijo: “Dios Majestuoso no se burla, no engaña ni conspira, sino que otorga el castigo por el engaño, la burla y conspiración.[1]
Entonces la conspiración Divina es exclusiva de aquellos que conspiran y engañan en contra de Dios, y es un castigo proporcional a ellos. Esta conspiración tiene diferentes grados que nadie debe considerarse a salvo de ésta[2], puesto que el alma concupiscente del ser humano es muy engañadora.
Como ejemplo, el hombre al realizar algunos actos religiosos se siente orgulloso, considerándose superior a los demás, él desea que estos actos sean una trampa para atraer a la gente y para poder atraparla. Según él a través de este acto engaña a Dios pero Dios, que lo ha abandonado, no lo obstaculiza ni lo despierta del sueño de la negligencia, en realidad el castigo de su conspiración lo dio con Su conspiración. Por lo tanto la conspiración de Dios es una conspiración óptima, ya que es el castigo de la conspiración. Mientras que la conspiración del hombre tiene raíces en su maldad.
Pero, en realidad es la conspiración o los planes del mismo ser humano la que cae sobre él, y esto mismo es el significado de “la conspiración Divina”.
Algunos de los grandes sabios compararon a los actos de Dios ante el ser humano con el sol que brilla sobre todos en forma similar, entonces si un objeto se interpone ante la luz, provocará una sombra. Ahora si este objeto está recto o inclinado su sombra también será conforme a éste. El ego del ser humano, se asemeja a un objeto oscuro que se encuentra ante la luz de Dios. Este egoísmo es el que provoca la oscuridad (por ejemplo el castigo y otros), pero si no fue egoísmo el acto de Dios ante una persona así no será otro más que luz de guía y bondad, al igual que Dios lo es con sus siervos puros, y Satanás no tiene nada que ver con estas personas. En la medida compleja de conspiración en que actúe la persona egoísta e hipócrita, el castigo Divino también en esa misma medida será complejo, siendo la propia persona el agente y factor de esta conspiración. Al igual que el factor de la creación de la sombra es un objeto oscuro, no el sol. Además si no existiese el sol no existiría luz ni oscuridad, sino que todo sería oscuro.
La conspiración de Dios, es la conspiración de la verdad sobre lo falso / una conspiración apresurada es el castigo de la conspiración,
La conspiración es resultado de la debilidad, del defecto y negligencia / en todos los asuntos es capaz Su administración
Las conspiraciones existen en tu alma concupiscente irreligiosa / en todo lo que la conspiración realiza hay en ti uno similar
Ante el origen de la luz del sol / caerá la sombra de todo lo que coloques
El sol no tiene sombra ni tampoco oscuridad / cualquier oscuridad que coloques ante él su sombra también caerá
Cuando te inclines, tu sombra también se inclinará / cuando te endereces recta aparecerá
Considera así todos tus actos y carácter / en el espejo tu rostro (tus actos) se reflejará
Conspiraste su castigo ahora veas conspiración / dijo, por ello Dios es el mejor conspirador.[3]
[1]– Sheij Sadûq, Al-Tauhid, p.163.
«سَأَلْتُ الرِّضَا ع عَنْ قَوْلِ اللَّهِ عَزَّ وَ جَلَّ سَخِرَ اللَّهُ مِنْهُمْ وَ عَنْ قَوْلِهِ اللَّهُ یَسْتَهْزِئُ بِهِمْ وَ عَنْ قَوْلِهِ وَ مَکَرُوا وَ مَکَرَ اللَّهُ
وَ عَنْ قَوْلِهِ یُخادِعُونَ اللَّهَ وَ هُوَ خادِعُهُمْ فَقَالَ إِنَّ اللَّهَ عَزَّ وَ جَلَّ لَا یَسْخَرُ وَ لَا یَسْتَهْزِئُ وَ لَا یَمْکُرُ وَ لَا یُخَادِعُ وَ لَکِنَّهُ عَزَّ وَ جَلَّ یُجَازِیهِمْ جَزَاءَ السُّخْرِیَّةِ وَ جَزَاءَ الِاسْتِهْزَاءِ وَ جَزَاءَ الْمَکْرِ وَ الْخَدِیعَةِ تَعَالَى اللَّهُ عَمَّا یَقُولُ الظَّالِمُونَ عُلُوّاً کَبِیراً»
[2]– Al-‘Arāf, [7:99]. –«أَ فَأَمِنُوا مَکْرَ اللَّهِ فَلا یَأْمَنُ مَکْرَ اللَّهِ إِلاَّ الْقَوْمُ الْخاسِرُونَ ».
[3]– Hasan Ibn Muhammad Bâqir, Tafsîr Safâ, p.108.