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De las cosas evidentes de la religión Divina es que Dios Todopoderoso a ninguna persona, grupo, raza o descendencia castiga en el mundo ni en la otra Vida por los pecados de otros. A menos que de alguna manera hayan influido en la realización de ese pecado, se sientan satisfechos o no lo hayan prohibido. Pero desde el punto de vista del Corán y de las narraciones el criterio en la adjudicación a un grupo o tribu, es armonización mental y práctica con ese grupo. Al igual que Dios Todopoderoso no considera al hijo de Noé (a.s.) como de la familia de este Profeta, y menciona que su causa es por no haber acordado en la práctica con Noé (a.s.).
Por lo tanto el propósito de los Banî Umaîîah que fueron causa de maldición son aquellos que desde la perspectiva mental y práctica armonizan con ellos, es decir, se refiere a los agentes del martirio del Imâm Husaîn (a.s.). Los influyentes de la historia y los que se encontraban de acuerdo con ese asesinato, así como los que niegan el Imâmato y los que abandonan recomendar el bien y prohibir el mal son del Banî Umaîîah; pero los buenos entre ellos no están incluidos en la maldición.
Uno de los fundamentos firmes coránicos es que nadie por el pecado de otro se ve reprochado o castigado en este mundo o en la otra vida;[1] a menos que en alguna forma haya influido en la realización del pecado, esté de acuerdo en él o no lo haya prohibido, que en todos estos casos el castigo es por todos estos pecados, no por los pecados de otros.
Un hombre de la tribu de Zamud cortó las patas de la camella del Profeta Saleh (a.s.)[2], pero el Generoso Corán atribuye el pecado a todos ellos[3], y a todos los considera culpables y merecedores del castigo[4], puesto que ellos aprobaron ese acto. Según la explicación del Imâm ‘Alî (a.s.) la alegría y el enojo común de la tribu de Zamud los hizo tener un mal destino. [5]
El Generoso Corán reprocha repetidas veces a los judíos contemporáneos del Profeta del Islam (s.a.w.) por los pecados cometidos por sus antepasados, tal y como la adoración del becerro, la opresión, la alteración de las Palabras de Dios, la negación de los Profetas Divinos, el asesinato y otros.[6] La causa de estos reproches a pesar de que los judíos de esa época no habían cometido esos pecados fue porque ellos se sentían orgullosos de sus antepasados y estaban satisfechos de ellos.
Entre los Banî Umaîîah también hubo un grupo que fue el agente de las causas, otro el agente de tomar consejos, otro el agente de observar y otro el agente de la alegría y de sentirse orgulloso, respecto a la usurpación del Imâmato de los Inmaculados Imâmes (a.s.), y por el martirio de estos generosos y de sus seguidores shías. Por ello cualquiera de ellos en una forma fue maldecido por la causa del pecado que cometieron.
Pero desde el punto de vista del Corán y de las narraciones el criterio en la adjudicación a un grupo o tribu, es la armonización mental y práctica con ese grupo. Al igual que Dios Todopoderoso no considera al hijo de Noé (a.s.) como de la familia de este Profeta, y menciona que su causa es por no haber acordado en la práctica con Noé (a.s.).[7] Y por ello es que aunque un grupo de los buenos fueron de los Omeyas, pero los Imâmes (a.s.) no los consideran como miembros de ese clan. Como ejemplo uno de los hijos de ‘Abdu Al-‘Azîz Ib n Marwân llamado Sa’d mientras lloraba en voz alta al igual que las mujeres llegó ante el Imâm Bâqir (a.s.). El Imâm (a.s.) preguntó: “¿Qué te ha hecho llorar así?” Sa’d respondió: “¡Cómo no llorar mientras que pertenezco a ese árbol maldecido en el Corán!” El Imâm Bâqir (a.s.) dijo: “Tú no perteneces a él, tú perteneces a nosotros Ahl-Bayt. ¿Acaso no escuchaste las palabras de Dios que dijo: “Aquél que Me obedezca será de los míos”.[8] En conclusión habrá que decir que la maldición de todos los Banî Umaîîah incluye a todos aquellos que desde la perspectiva mental y práctica armonizan con ese grupo.
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[1]– An-Naŷm [53:38-41]; Al-An‘ām [6:164 en la frase “…y nadie cargará con la carga de otro”], Al-Isrā’ [17:15]; Fāťir [35:18]; y también puede verse en la Sura Az-Zumar, [39:7].
[2]– Al-Qamar [54:29] Pero ellos llamaron a su compañero que se ocupó de ello y la mató. (Es decir: «Pero la gente de Zamud llamó a uno de ellos para que matase a la camella que Dios había hecho salir de una roca y el la mató cortándole los jarretes.»); Nahÿul Balâgah, sermón 201.
[3]– Al-‘Arāf, [7:77]; Hūd [11:65]; Aš-Šu‘arā’ [26:157]; Aš-Šams [91:14].
[4]– “… la mataron (a la camella los de la tribu de Zamûd) y su Señor les castigó por su pecado y les aniquiló a todos por igual,” Aš-Šams [91:14].
[5]– “¡Oh gentes! No importa cuán diferentes puedan ser vuestras formas de actividad y maneras de hacerlas, los principios básicos del bien y el mal juntan a todos los hombres bajo ciertas categorías. Sabéis que hubo sólo un hombre que mató a la camella de Saleh el profeta, pero toda la nación hubo de sufrir por ello porque todos aprobaron la acción. El Señor sugirió indirectamente acerca del incidente diciendo: «la apuñalaron pero al día siguiente (cuando se dice que descendió la cólera de Dios), ellos (demasiado tarde) lamentaron la acción (26:157)”, Nahÿul Balâgah, sermón 201.
[6]– Al-Baqara [2:51, 92]; An-Nisā’ [4:153]; Al-Baqara [2:75, 87, 91]; Āle ‘Imrān [3:21, 112, 181, 183]; An-Nisā’ [4:155].
[7]– Hūd [11:46]. “Dijo (Dios): «¡Oh, Noé! En verdad, él no es de tu familia. Es un acto incorrecto. Por tanto, no me pidas sobre lo que no tienes conocimiento. Te prevengo para que no seas de los ignorantes»”.
[8]– Shabistarî Nasrul.lah, Al-Lu’lu’ al-Nadîd fi sharh Zîârat Maulânâ Abî ‘Abdul.lahi Al-Shahîd, p.133.