Desde el punto de vista del Islam la belleza se divide en dos: la belleza externa y la belleza interna. El Imâm Hasan ‘Askarî (a.s.) dijo: “La belleza del rostro es la belleza externa, y la belleza del intelecto es la belleza interna del ser humano”.[1]

El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “La belleza del ser humano se encuentra en su paciencia y tolerancia”.[2] Y también dijo: “La belleza del ser humano se encuentra en su dignidad, tranquilidad, quietud”.[3] Y en otra parte este mismo Imâm (a.s.) dijo: “La belleza del creyente se encuentra en su continencia”.

Aunque en estas narraciones el propósito de belleza es la belleza interna, pero esa misma belleza interna provoca la atracción de los corazones de otros y en conclusión el que ellos se encariñen por estos.

Así también se han mencionado numerosas narraciones respecto a los actos que provocan la luminosidad del ser humano, como ejemplo:

1. La ablución, en las narraciones dice: «الْوُضُوءُ عَلَى الْوُضُوءِ نُورٌ عَلَى نُور» –“El wudû (ablución) sobre wudû, es doble luminosidad”.[4] El gran Profeta (s.a.w.) en una extensa narración dirigiéndose al Imâm ‘Alî (a.s.) mencionó cuestiones importantes respecto a él y a sus shías. Por ejemplo dijo: “¡Oh, ‘Alî! Tú y tus shías el día de la Resurrección se salvarán y tendrán el rostro iluminado”. Los sabios respecto al significado de esta narración dijeron que esta luminosidad en el rostro será luminosidad derivada de la luz de la ablución, y su propósito es que como consecuencia de la luz de la ablución el día de la Resurrección sus rostros estarán blancos y brillantes”.[5]

2. Dormir poco, el Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “La luminosidad del rostro no se obtiene a través de dormir toda la noche”.[6] Es decir si alguien quiere poseer un rostro luminoso deberá pasar parte de la noche despierto y adorando a Dios.

3, Oración de la noche, el Imâm Ÿa’far As-Sâdiq (a.s.) dijo: “Yo demandé la luminosidad del rostro y la hallé en la oración de la noche”.[7]

4. La oración, el Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “La oración es la luminosidad del rostro y provoca el honor del creyente”.[8]

5. El favor de Dios: el Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “La bondad de la cara del creyente es por la bondad de Dios hacia éste”.[9] Por lo tanto si el ser humano realiza actos que provocan la providencia de Dios, en conclusión su rostro se embellecerá, que el mejor acto es realizar las obligaciones y alejarse de los actos prohibidos.

6. La abstinencia, el Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “La belleza del creyentes es por su continencia y abstinencia”.[10] Si el ser humano respeta la abstinencia ante los ojos de los demás se manifestará bello. Puesto que a toda la gente, inclusive a la gente sin abstinencia le agradan todos los humanos verdaderamente abstinentes.