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El Imam Jomeînî (r.) muchas veces enfatizó sobre el papel que jugó el sacrificio del Imam Husaîn (a.s.) en la protección del Islam; y como resultado de esto consideró efectiva la protección del recuerdo de este honorable a través de las reuniones de luto y otras, y para la continuación de su camino y para enfrentar las desviaciones. Como ejemplo dijo: “Esta reunión de ‘Ashurâ y celebración de luto del mártir, el mártir más elevado del mundo, tiene grandes bendiciones…”.[1]
“Este mes de Muharram y de Safar, son los meses de las bendiciones islámicas y los meses de la sobrevivencia del Islam. Nosotros debemos mantener vivos estos dos meses, a través del recuerdo de las tragedias de Ahl Bayt (a.s.), tema por el cual esta religión ha sobrevivido hasta hoy día. Los meses de Muharram y Safar han mantenido vivo al Islam. Los sacrificios del Señor de los Mártires (a.s.) han mantenido para nosotros vivo al Islam”.[2] Y otros.
El Imam Jomeînî en sus diferentes sermones mencionó la causa de una creencia así. A continuación transmitimos parte de uno de estos sermones:
“Ellos temen en los días de ‘Ashurâ, en los meses de Muharram y Safar, y en el mes santo. Estas reuniones son las que han reunido a la gente. Si un propósito quiere servir al Islam y una persona quiere comunicar alguna cuestión, se propaga en un momento por todo el país a través de estos mismos presentadores, predicadores, líderes de la sociedad y de la oración colectiva, a través de la unión de la gente. Esta bandera Divina, esta bandera Husaînî provoca que la gente sea organizada. Si los grandes poderes en sus regiones y países quieren crear una reunión, lo hacen con numerosas actividades tal vez necesitando de varios días o varias decenas de días, para juntar en una ciudad a un grupo –supongan– de 100 mil personas, de 50 mil personas ocasionándoles grandes gastos y muchos esfuerzos, para que escuchen aquello que quiere decir el anunciador. Por ello ustedes pueden ver que a través de estas reuniones que han unido a la gente, estas reuniones de luto que han juntado a toda la gente, en el momento que ocurra alguna dificultad, no en una ciudad sino que en todo el país, la gente de todos los estratos y los que guardan luto para el Señor de los Mártires (a.s.) se unen sin que el hacerlo cause grandes molestias ni necesidad de grandes propagandas. Todos se unen con una palabra, cuando la gente entiende que esta palabra fue dicha por el Señor de los Mártires (a.s.). El que uno de los Inmaculados Imames (a.s.) –tal vez fue el Imam Baqir (a.s.) no recuerdo exactamente bien– dijo que colocaran para él a un hombre que recitara lamentaciones en la Ciudad de Mina, que llorara por él y que guardara luto. No fue porque el Imam Baqir (a.s.) necesitase de ello, ni tampoco porque tuviese algún beneficio privado para él. Pero vean el aspecto político. En Mina cuando la gente de todo el mundo se congrega en ese lugar, una persona o personas reciten elegías y mencionen los crímenes de las personas así como los nombres de aquellos que se opusieron a él y –por ejemplo– lo hicieron llegar al martirio, y este asunto provoque una ola en todo el mundo.
Tal vez los occidentalizados nos llamen el “pueblo llorón” o tal vez nuestra misma gente no pueda comprender que una gota de lágrima se encuentra ante qué cantidad de recompensas. Una reunión de luto qué cantidad de recompensas tiene. No puedan concebirlo y no puedan entender aquello que fue indicado para las súplicas, y las recompensas que fueron mencionadas por la recitación de dos líneas de éstas. No puedan percibirlo ni entenderlo. El aspecto político de estas súplicas y esta atención hacia Dios y concentración de toda la gente en un mismo punto, es lo que prepara a una nación para un propósito islámico. Las reuniones de luto no son para que lloren por el Señor de los Mártires (a.s.), y reciban recompensas –claro está también es para esto y para hacer que los demás reciban recompensa–, sino que lo importante de éstas reuniones es el aspecto político que nuestros Inmaculados Imames (a.s.) al inicio del Islam delinearon un plan para que subsistiera hasta el fin del Mundo y ello, es que la unión se encuentre bajo una misma bandera, la unión se encuentre bajo una misma idea y nada puede influir en este asunto en la medida que el luto para el Señor del Mártires (a.s.) hace efecto…
No creen que si no hubiesen existido estas reuniones y estos grupos que guardan luto, y estas reuniones donde se recitan elegías no habría existido el 15 de Jordad (fecha del inicio de la Revolución Islámica en Irán), ningún poder, fuera de la sangre del Señor de los Mártires, hubiese podido hacer lo que hizo el 15 de Jordad. Y creen ustedes que fuera de estas reuniones de luto algún poder hubiese podido neutralizar esas intrigas con las que fue atacada esta nación desde todas las perspectivas y todos los grandes poderes del mundo intrigaron en su contra. En estas reuniones de luto, de elegías y lamentaciones para el Señor de los Mártires, y una persona inocente que ofrece su vida, la de sus compañeros, la de sus hijos por Dios y por obtener Su satisfacción hizo que los jóvenes se dirijan a los frentes, deseen el martirio y se enorgullezcan de él. Y si no alcanzan el martirio se sientan molestos, y prepara en tal forma a las madres para que pierdan a sus hijos y aun dicen “tenemos uno o dos (hijos) más (para enviar al frente)”. Estas reuniones del Señor de los Mártires y reuniones de ruegos, y de las súplicas de Kumail y demás peticiones son las que preparan así a una sociedad. El Islam desde un principio estableció estos fundamentos en tal forma para adelantar con esta misma idea, y con este mismo programa. Y si realmente entienden y hacen entender cuál es el asunto, y para qué son estas reuniones de luto, y por qué estas lágrimas obtienen tanta recompensa, así como la recompensa que tienen ante Dios, entonces no nos llamarán “comunidad llorona”, nos llamarán “comunidad épica”. Si entienden qué fue lo que provocaron las súplicas que dejo el Imam Saÿÿâd (a.s.), quien perdió todo en Karbala, quien se encontraba en un gobierno que tenía poder sobre todo, y cómo pueden preparar a una sociedad, no nos preguntarían que ¿para qué son las súplicas? Si nuestros intelectuales hubiesen entendido cuáles son los aspectos políticos y sociales de estas congregaciones y de estas súplicas y de estas invocaciones y de estas reuniones de tragedias, no preguntarían por qué realizamos este acto. Todos los intelectuales y todos los occidentalizados y todos los poderosos si se reuniesen no podrían realizar un (movimiento como el del) 15 de jordad (o 5 de junio). Lo que este poder tiene es que reúne a todos bajo una misma bandera…
Nuestra nación debe conocer el valor de estas reuniones, reuniones que mantienen vivas a las comunidades. En los días de ‘Ashûrâ más y más, y en otros días también, fuera de estos días sagrados, hay semanas y hay movimientos como éste. Si ellos entienden el aspecto político de estos, los mismos orientalizados organizarían estas reuniones y guardarían luto, esto sólo en caso de que quieran a la gente y quieran a su país. Espero que cada día se organicen más y mejor estas reuniones. Y a los grandes oradores hasta los predicadores influyen en este asunto. Aquél que se encuentra al pie del púlpito y recita varios versos, y lee algunas estrofas, con aquel que se encuentra sobre el púlpito y es un orador, los dos influyen en este asunto, los dos tienen una influencia natural.
Aunque algunas personas tampoco saben que están haciendo.
Nosotros aproximadamente hemos llegado a ese grado que nuestra comunidad realizó una Revolución en una vez, ocurriendo en su interior una explosión que en ningún lugar ha ocurrido algo similar. Una comunidad que dependía (del occidente) en todo. Este régimen anterior había perdido tolo lo que pertenecía a esta comunidad, y había perdido todos los honores humanos de este país, y había hecho que dependiésemos en todo de ellos. Repentinamente ocurrió una explosión, que esta explosión se encontraba en las bendiciones de estas mismas reuniones que unen a todo el país, a toda la gente, y todos mirando hacia un mismo punto. Este asunto lo deberán explicar a la gente los señores oradores, los líderes de las oraciones colectivas y de las oraciones de los viernes en forma correcta, más correcta que la medida en la que yo sé, para que no supongan que nosotros somos una nación llorona. Nosotros somos una nación que con estos lloridos destruimos a un poder de 2500 años (de reinado)”.[3]
Respecto a la filosofía de las lamentaciones para el Imam Husaîn (a.s.) se han mencionado otros debates en esta misma base. Para más información puede recurrir a las preguntas 348 (pag.web 352) y 2302 (pag.web 2518).