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Una de las conductas prácticas del honorable Mensajero del Islam (s.a.w.) era dar y recibir regalos de los demás. Pero según algunas narraciones existentes de este honorable, este asunto no debe realizarse junto con molestias y dificultades para sí mismo y para los demás, puesto que el propósito de este acto es crear intimidad y amistad. Y si no se pone atención en la costumbre y las condiciones de éste no se alcanzará un resultado agradable.
Una de las instrucciones que fue enfatizada en las enseñanzas religiosas es dar regalo a otros; claro está es necesario recordar este asunto que un regalo en los textos religiosos tiene un significado más amplio que los regalos materiales y comprende también los regalos inmateriales.
Se transmitieron numerosas narraciones del honorable Mensajero (s.a.w.) a este respecto que sólo mencionamos algunas de estas:
1. “Una muestra de nobleza y grandeza de un hombre respecto a su hermano musulmán es que acepte su regalo y le regale de aquello que él tiene, sin ponerse en apuros”. Entonces dijo: “No me agradan aquellos que se molestan a este respecto”.[1]
En esta narración el Profeta (s.a.w.) considera como la nobleza de un musulmán dar y recibir regalo. Y un punto delicado que fue indicado es que el regalo no debe ir acompañado con dificultad ni molestia, y al elegir el regalo deberá tomarse en cuenta el poder económico. De lo contrario se vuelve una “obligación” que con aquello que se opina respecto al “regalo” es algo diferente.
2. El Imam Bâqir (a.s.) dijo: “El Mensajero de Dios (s.a.w.) aceptaba los regalos pero evitaba recibir limosna, y decía: “Dense regalos mutuamente, ya que los regalos terminan con los enojos, da fin a los odios y las viejas enemistades”.[2]
3. El Imam Ridâ (a.s.) de su padre y de su generoso ancestro transmitió que dijo: “Al gran Mensajero (s.a.w.) le agradaban los regalos, y para él eran deliciosos y los aceptaba, y trataba de recompensar ese regalo”.[3]
4. El Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo: “Los regalos son en tres formas: uno ante el regalo de otro, otro para reconciliar y el tercero por agradar a Dios”.[4]
5. El Mensajero de Dios (s.a.w.): “Si me invitan a comer pata de becerro o de cordero, claro que acepto. Y si me envían como regalo la pata de becerro o de cordero, claro que acepto”.[5]
Aquí el Profeta (s.a.w.) puso a la pata de becerro o cordero como ejemplo y su intención era que si me regalan algo de poco valor lo acepto.
6. El Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo: “Apresúrense en regresar los recipientes en los que les llevan un regalo, puesto que provoca el que (el que regaló no se arrepienta de haber regalado y) nuevamente te traiga otro regalo”.[6]
7. El Imam Ridâ (a.s.) de sus antepasados, del Mensajero de Dios (s.a.w.) transmitió una narración que dijo: “El regalo es algo bueno, puesto que éste es la llave de las necesidades”.[7]
De las narraciones que mencionamos respecto a regalar, puede deducirse que aunque este acto tiene gran importancia y el honorable Mensajero (s.a.w.) lo recomendó, pero es necesario que se ponga atención en las especialidades, costumbres y condiciones que se mencionaron para este acto. El propósito principal del regalo es crear intimidad y amistad, y terminar con los desagrados y otros.
[1]– Tabarsî ‘Alî Ibn Hasan, Mashkât Al-Anwâr, p.219.
[2]– Ídem.
[3]– Ídem.
[4]– Kulaînî Muhammad Ibn Ia’qub, Al-Kâfî, t.5, p.141, h.1.
[5]– Sadûq Muhammad Ibn ‘Alî, Min lâ Îahdarah Al-Faqîh, t.3, p.299.
[6]–Ídem, p.300.
[7]– Sadûq Muhammad Ibn ‘Alî, ‘Uîûn Ajbâr Al-Rida (a.s.), t.2, p.74, h.342.