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La honorable aleya: “¡Oh los que creéis! No devoréis vuestras propiedades entre vosotros por vías ilegales a menos que sea a través del comercio por consentimiento mutuo…”.[1] Una de las leyes islámicas corresponde a los asuntos de transacción e intercambios monetarios. Por ello los juristas islámicos en los asuntos de las transacciones se argumentan en base a ellas.
La frase «إلَّا أَنْ تَكُونَ تِجارَةً عَنْ تَراضٍ» –“a menos que sea a través del comercio por consentimiento mutuo” en la aleya que estamos analizando es una excepción discontinua de la ley general anterior, con esta explicación de que posesionarse de los bienes de otro en forma equívoca, injusta y fuera de las leyes religiosas es tanto nulo como prohibido a menos que sea a través de una transacción (apropiación a través de un contrato) y esto también con el consentimiento de las dos partes del contrato de la transacción. Por lo tanto todos los intercambios monetarios y diversas transacciones si se realizan con el consentimiento de las dos partes y respetando las leyes religiosas, es correcto desde el punto de vista del Islam.[2]
La diferencia en la explicación entre «أموالکم بینکم» (vuestras propiedades entre vosotros) y «تراض منکم» (consentimiento mutuo) es por esta causa que el comercio, la satisfacción que es un asunto espiritual e interno emana de las dos partes de la transacción. Por ello dice "منکم" (mutuo)[3] que en una forma da a entender esta satisfacción, y el que la frase «لاتَأْكُلُوا أَمْوالَكُمْ» (no devoréis vuestras propiedades) está condicionado a «بينكم» (entre vosotros) indica en una forma el reunirse alrededor de un bien y colocar a ese bien en medio[4], por ello fue explicado como «بین» (entre) para explicar este punto delicado.
[1]– An-Nisā’ [4:29].
[2]– Recurrir a: Hillî Miqdâd Ibn ‘Abdul.lah Sîûrî, Kanzu Al-‘Irfân fi Fiqhi Al-Qurân, t.2, pp.33-34; Makârim Shîrâzî Nâsir, Exegesis Nemunah, t.3, p.355; Tabâtabâî Seyed Muhammad Husayn, Al-Mizân fi Tafsîr Al-Qurân, t.4, p.317.
[3]– Baidâwî ‘Abdul.lah, Anwâr Al-Tanzîl wa Asrâr Al-Ta’wîl, t.2, p.70.
[4]– Al-Mizân fi Tafsîr Al-Qurân, t.4, p.317.