Echando un vistazo a la historia del inicio del Islam, se evidencia:

Aun el Profeta (s.a.w.) no había sido enterrado que ocurrió el suceso de Saqīfah banī Sâ’idat, en el cual un grupo pactó con una persona que no era ‘Alî (a.s.), mientras que ‘Alî (a.s.) se encontraba haciendo los preparativos para el entierro del Profeta del Islam (s.a.w.).[1] Pero un grupo de los Compañeros Cercanos y distinguidos de la tribu tales como ‘Abbâs Ibn ‘Abdul Mutâlib, Fadl Ibn ‘Abbâs, Zubaîr Ibn ‘Awâm, Jâlid Ibn Sa’îd, Miqdâd Ibn ‘Amr, Salmân Fârsî, Abudhar Gafârî, ‘Amâr Ibn Yâsir, Al-Barâ’ Ibn ‘Azib y Abî Ibn Ka’ab, se rehusaron a pactar fidelidad con esa persona, colocándose de parte del Imam ‘Alî (a.s.).[2] Según lo dicho directamente en el Musnad Ahmad (t.1, p.55), y en el de Tabarî (t.2, p.466), este grupo se reunió en casa de Fátima (s.) y se negó a pactar fidelidad con Abu Bakr.[3]

En la historia está registrado que el Imam ‘Alî (a.s.) en respuesta a aquellos que se congregaron ante la puerta de su casa y pidieron pactar con él, dijo: “¡Venid mañana por la mañana habiendo rapado vuestras cabezas!” Pero al siguiente día sólo se presentaron tres personas.[4]

Así también en la historia se encuentra registrado mientras Fátima (s.) estuvo con vida ‘Alî (a.s.) no pactó, pero cuando vio que la gente le había dado la espalda, se vio obligado a ceder ante Abu Bakr.[5]

Por lo tanto el Imam ‘Alî (a.s.) y un grupo de sus Compañeros Cercanos así como algunos de los seguidores del Profeta (s.a.w.) en un principio, y hasta tiempo después del fallecimiento del Profeta (s.a.w.), se negaron a pactar fidelidad con Abu Bakr, y cuando lo hicieron fue sólo para proteger al Islam y a los beneficios del gobierno islámico.

Bilâzarî respecto a la causa por la cual el Imam ‘Alî (a.s.) pacto fidelidad dijo: “Después del fallecimiento del Profeta (s.a.w.) cuando un grupo de las tribus árabes se volvió apóstata, ‘Uzmân se presentó ante ‘Alî (a.s.) y le dijo: “¡Oh, primo! Mientras tú no pactes nadie irá a pelear en contra de estos enemigos”. Durante tiempo habló así con ‘Alî (a.s.) hasta que al final ‘Alî (a.s.) pactó con Abu Bakr”.[6] Pero ‘Alî (a.s.) en el transcurso del califato de Abu Bakr y después de él se quejó y protestó constantemente de esas circunstancias.

Respecto a este mismo tema el Imam ‘Alî (a.s.) dijo: “¡Por Dios! Ese hombre se hizo con el califato como si fuera una insignia que se pudiera poner; todo el tiempo sabía muy bien que yo era tan indispensable al califato como un pivote a la piedra de molino sobre el que gira... Pero fui forzado a cerrar mis ojos a esta usurpación y apartar mi cara de la calamidad. Estaba en gran aprieto; había dos alternativas ante mí: o bien combatir por mis derechos sin la ayuda de seguidores o pacientemente soportar el despojo… Después de haber pesado la situación cuidadosamente, llegué a la conclusión que lo más sabio para mí era hacer frente al desastre con paciencia y coraje. Por consiguiente, lo soporté todo pacientemente, aunque sólo el pensamiento de haber sido despojado de mi justo derecho era extremadamente doloroso y penoso para mí”.[7]

Pero ¿por qué el Imam ‘Alî (a.s.) a pesar de su valentía no se levantó? En respuesta debamos decir que todos los problemas no se resuelven a través de la espada y valentía, y todo lugar no es lugar para utilizar la fuerza. El hombre sabio e inteligente cualquier problema lo resuelve a través de un sendero correcto. Tener fuerza, poder y valentía en el campo de batalla nunca es considerada una justificación para realizar actos sin beneficio.

Tal y como Aarón cuando vio que la tribu de Moisés (a.s.) se volvió adoradora del becerro, a pesar de que era el orador por parte de Moisés (a.s.) así como su sucesor pero no realizó otro acto fuera de decir la verdad y de atemorizarlos. El Generoso Corán de parte de Aarón en respuesta a la fuerte objeción que le hizo el Profeta Moisés (a.s.) por no haber realizado acto alguno para evitar que los Hijos de Israel adoraran al becerro, dice: “Él (Aarón) dijo: «¡Oh, hijo de mi madre (hermano)! ¡No me tires de la barba ni me tomes de la cabeza! En verdad, temí que me dijeras: ‘Has dividido a los Hijos de Israel y no tuviste en cuenta mis palabras»”.[8] El Corán anuncia que Abraham abandonó a los politeístas y dice: “Así que, cuando (Abraham) se apartó de ellos y de lo que ellos adoraban…”.[9] Así también respecto al abandono de los jóvenes de la Caverna de su tribu opresora dice: “Y (les dijimos) cuando os alejéis de ellos y de lo que adoran aparte de Dios, refugiaos en la cueva. Vuestro Señor extenderá (la sombra) de Su misericordia para vosotros y os preparará tranquilidad”.[10]

¡¿Acaso es correcto que a ellos también en esta moderación y abandono los consideremos cobardes o traidores?! Mientras que en una situación así la solución adecuada es esta.

Si el Imam (a.s.) por el valioso beneficio tal y como proteger la religión de Dios y los esfuerzos incansables del honorable Profeta del Islam (s.a.w.) pactaba con un grupo esto no significa que temiese por su vida al ver el poder de aquellos , o contase con menor poder que ellos para el imamato y liderazgo de la comunidad islámica, que en caso de que el imamato le hubiese sido entregado, en esa misma época se hubiese evidenciado para todos el poder de liderazgo de ‘Alî (a.s.).

El Imam (a.s.) menciona como la única causa de no haberse revelado el haberse encontrado sólo en ese sendero. Dijo: “Examiné la situación en que me encontraba a mí mismo y llegué a la conclusión que fuera de mis parientes, tan pocos en número, nadie vendría en mi ayuda contra las fuerzas antirreligiosas, que se habían congregado violenta y vehementemente para subvertir y derrocar los principios básicos que durante tanto tiempo los habían confundido y encolerizado. Sufrí en silencio la amarga contrariedad, porque no quería que los que me ayudaran fueran asesinados salvaje y despiadadamente”.^[11]

En otra parte el Imam (a.s.) menciona la causa de no haberse revelado de la siguiente forma: “…En mi presente posición he sido colocado en los cuernos de un dilema; si presento mis justas reclamaciones la gente comenzará a decir que me he vuelto codicioso y avaricioso de poder y riqueza, y si me siento tranquilamente dirán que me he vuelto nervioso y tímido y que el temor a la muerte me refrena de sostener mis justos derechos…”.[12]

En conclusión, el pacto de fidelidad de ‘Alî (a.s.) no fue por temor (que amigos y enemigos confiesan la valentía sin igual de él) sino fue por contar con pocos ayudantes en el sendero para recuperar su derecho y proteger la unión y los beneficios del Islam. Acto que cualquier líder verdadero realizaría. Incluso el mismo Profeta (s.a.w.) por la falta de ayudantes y con el propósito de proteger a ese pequeño grupo de seguidores que tenía, así como proteger los beneficios del Islam se vio obligado a alejarse de su comunidad y emigrar a Medina, hasta el momento en que acompañado de un gran número de ayudantes procedió para conquistar la Meca. O en otra ocasión se vio obligado a hacer las paces con los politeístas. ¿Acaso puede decirse que si se consideraba Profeta de Dios por que hizo las paces con los idólatras? ¡Que si no tenía poder para enfrentarlos entonces tampoco contaba con la capacidad para ser profeta y liderar!

Por lo tanto el Imam ‘Alî (a.s.) a pesar de que se consideraba sucesor del Profeta (s.a.w.) pero el beneficio de la comunidad musulmana lo veía en la paciencia y tolerancia, ya que el Imam (a.s.) había entendido perfectamente el momento para utilizar la valentía, la espada y la fuerza física en el sendero de Dios, pero en la situación de la sociedad islámica, después del fallecimiento del Profeta (s.a.w) consideraba a la paciencia como la mejor valentía. El sabía que en una situación así tomar la espada en mano y sus parientes y seguidores sólo los enemigos se aprovecharían para destruir las raíces del nuevo vástago del Islam. Por estos beneficios, el Imam (a.s.) sacrificó beneficios importantes en el sendero de beneficios más importantes (los fundamentos del Islam).