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El Generoso Corán y las narraciones del gran Profeta (s.a.w.) y de los Inmaculados Imâmes (a.s.) enfatizan fuertemente en el respeto del ser humano en especial hacia los creyentes.
Desde el punto de vista del Corán y las narraciones, tener un nombre bello y llamarse entre sí con bellos nombres es de los asuntos agradables que provocan respeto entre los seres humanos.
El Generoso Corán en la Sura Al-Ĥuŷurāt [49:11] dice: “ni os insultéis con motes”. Además el Islam nos dice: “El valor y el respeto del creyente es superior al valor de la Kaaba. Por lo tanto no es correcto que el hombre creyente insulte su personalidad o la personalidad de otro creyente.
El Profeta (s.a.w.) y los Inmaculados Imâmes (a.s.) nunca estarán de acuerdo con que sus seguidores se insulten por respeto hacia ellos.
Claro está deberá ponerse atención en que los asuntos que se contradicen con el respeto del ser humano, es diferente en base a las culturas. En una cultura llamar con un nombre es considerado un insulto mientras que en otra ese mismo nombre no sólo no es problema sino que causa orgullo al dueño de éste, y es evidente que en una cultura así el significado de una alusión, y el uso de una alusión ciertamente concuerda con el respeto de la persona y del creyente.El querido Islam respeta a todos los seres humanos, en especial a los musulmanes y a los creyentes, considerando para ellos un elevado rango y valor.
Dios Sublime al describir al ser humano y mencionar las condiciones de su creación dice: “…ciertamente, hemos creado al ser humano en la mejor condición”.[1] Y también dice: “Y, ciertamente, hemos sido generosos con los seres humanos”.[2]
Entonces el ser humano es una criatura que Dios creó en la mejor situación, y desde el punto de vista de su Creador tiene un elevado valor, respeto y una gran esplendidez. Entre ellos los creyentes y aquellos que son humildes en el mundo ante las órdenes Divinas disfrutan de un rango más elevado y un mejor valor que el de los demás, en tal forma que en las aleyas y narraciones les fueron dadas órdenes estrictas para que se esfuercen en proteger su rango y el rango de los demás.[3]
Numerosas narraciones existen en el campo de la preferencia de los esfuerzos para resolver los problemas del creyente[4], la preferencia del respeto al creyente[5], la prohibición de no cooperar y ayudar al creyente cuando es necesario y urgente[6], la prohibición de enojar a un creyente (sin causa)[7], que el respeto y ser generosos con los creyentes se deduce de estas al grado en que se ha dicho que: “El valor y el respeto hacia el creyente es superior al valor de la Kaaba”.[8]
A este respecto existen órdenes de Dios y de los Inmaculados Imâmes (a.s.) sobre poner un buen nombre a los hijos y llamarse entre sí con nombres y apodos bellos y descentres. El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “…y el derecho del hijo sobre el padre es que éste le ponga un buen nombre…”.[9]
El Generoso Corán enfatiza en que los creyentes nunca se burlen unos de otros. No se pongan apodos o malos nombres entre sí. No sospechen de su hermano musulmán, no busquen los defectos de la gente, y no hablen a espaldas los unos de los otros.[10] Puesto que el nombre o llamar con un mal apodo, burlarse, intervenir en los asuntos privados de otros, y desconfiar de la gente provoca la pérdida de los valores y honores de los seres humanos y de los creyentes.
Tal y como Dios no está de acuerdo en que los creyentes se burlen unos de otros y se llamen con nombres malos recíprocamente, seguramente si alguien se hace llamar con un nombre o un apodo malo y por este medio prepara el campo para que otros se burle de él, su acto no es un acto agradable.[11]
Por lo tanto desde el punto de vista de la religión del Islam, religión formativa de los hombres, no es permisible que las personas se llamen con nombres desagradables, o el que una persona se haga llamar con nombres feos. Esta ley y regla general incluye también a las reuniones de duelo. Es decir el ser humano para mostrar estima hacia los Inmaculados Imâmes (a.s.) tampoco deberá realizar un acto así, puesto que actos como estos se contradicen con el alma de las enseñanzas de los Inmaculados Imâmes (a.s.) y en primer lugar con las enseñanzas de Corán. En la biografía de los Inmaculados Imâmes (a.s.) se ha visto repetidas veces que prohibían gravemente los actos abyectos que algunas personas inconscientes para mostrar respecto los realizaban ante ellos.[12] Cuando el Profeta (s.a.w.) o los Imâmes (a.s.) no permitían que inclusive alguien ante ellos inclinara su cabeza y se humillara a ese grado, definitivamente no permitirían que un creyente para mostrar es respeto hacia ellos se llame a sí mismo perro o se ponga cualquier otro nombre.
Nunca en la biografía del Profeta (s.a.w.) o de los Inmaculados Imâmes (a.s.) nos hemos topamos con que los musulmanes del inicio del Islam y los fieles servidores de estos generosos, o los grandes sabios tales como el Aîatul.lah Bruÿerdî (r.), Imâm Jomeînî (r.) y otros hayan cometido un acto así. Por otra parte la debilidad de los shías provoca la debilidad de los Imâmes (a.s.) y de sus líderes, y este acto ha sido prohibido. El Imâm Ÿa’far As-Sâdiq (a.s.) dijo: “Provocad siempre ser la causa de nuestro embellecimiento, y no provoquéis ser nuestra vergüenza y abyección.[13]
Entonces es mejor que todas las muestras de estima sean en dirección hacia las enseñanzas de los Inmaculados Imâmes (a.s.) para que puedan preparar cada vez más las causas de su satisfacción. Y se abstengan de utilizar palabras que provocan la debilidad de las personas, de los duelos y de la religión.
Al final consideramos necesario mencionar un punto y este es que los asuntos que se contradicen con el respeto del ser humano es diferente en base a las culturas, y las diferencias en las culturas juegan un papel fundamental en la realización de este criterio y fundamento. Es decir, es posible que en una cultura llamar con un nombre así sea considerado un insulto, mientras ese mismo nombre en otra cultura no sólo no tiene problema sino que es una glorificación. Sin duda en un caso así el propósito es el significado alusivo y ciertamente los usos literarios o alusivos[14] concuerdan con el respeto de la persona o del creyente.
[1]– At-Tīn 95:4.
[2]– Al-Isrā’ 17:70.
[3]– An-Nūr 24:12; Al-Ĥuŷurāt 49:11-12; Wasâ’il Al-Shi’ah, t.11, capítulos: Ordenar las buenas acciones y reprobar lo prohibido, narraciones del respeto al creyente.
[4]– Ídem, p.582.
[5]– Ídem, p.590.
[6]– Ídem, p.597.
[7]– Wasâ’il Al-Shi’ah, t.11, p.569.
[8]– Mustadrak Al-Wasâ’il, t.9, p.343, h.9.
[9]– Nahÿul Balâgah, dicho 399.
[10]– Al-Ĥuŷurāt 49:11-14.
[11]– Al-Mîzân, (traducción al persa), t.18, p.481.
[12]– Nahÿul Balâgah, dicho 37.
[13]– Al-Kâfî, t.2, p.77, h.9.
[14]– Al igual que podemos leer en las posturas del Shaîj Tûsî que había ordenado escribieran sobre la lápida de su tumba la aleya correspondiente al perro de los siete durmientes de Éfeso, o la copla que el Aîatul.lah Wahîd Jurâsanî al final de un largo poema escribió elogiando al Imâm ‘Alî (a.s), que dice:
Soy Wahid si realicé delito y culpa / fui un perro (algo abyecto) que en tu sendero envejeció.
De cualquier manera estos son usos alusivos y literarios, y no se contradicen con el respeto del ser humano.