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“Dunîâ” (mundo) significa un lugar más bajo y abyecto, o más cercano (en comparación con la vida en el otro mundo).
En lo dicho por el Generoso Corán y las narraciones, el mundo está dividido en dos partes: el mundo reprochado y el mundo loable. En la mayoría de los casos que en las palabras de los Inmaculados Imames (a.s.) se habla del mundo y advierte a los humanos respecto al engaño de éste indican al mundo reprochado y desagradable, el mundo que sus dueños lo quieren por sí mismo y lo ven como un mundo que posee autonomía y eternidad. Pero el mundo loable, o sea con una visión de instrumento no de autonomía y eternidad, es decir utilizar las oportunidades de la vida en el sendero de la atracción de la satisfacción Divina y una escalera para obtener las perfecciones espirituales, esta forma de ver el mundo, hace fácil para el hombre la abnegación y la caridad.
El amor al mundo es el origen de todas las equivocaciones y pecados. El mejor y más efectivo sendero de la salvación y la salvación del ser humano del amor y de las contaminaciones del mundo, es la reforma del alma y llegar al grado de servir a Dios. Además de estas dos, fueron mencionadas numerosas formas en el Sagrado Corán, que aquí indicamos algunas de éstas:
1. Conocimiento de la verdad y de su jerarquía en relación al mundo.
2. Reflexión profunda en la autenticidad del mundo y de los efectos negativos del amor al mundo.
3. Fortalecimiento de la fe y de los actos rectos así como respaldo en la abstinencia y la autoformación, purificación del alma y abandono de los deseos concupiscentes.
4. Recordar la muerte y el día de la Resurrección.
5. Estudio de las situaciones de las comunidades anteriores.
6. Emigración y lucha santa.
7. Evitar la codicia de la recolección de bienes del mundo y la ambición. Economizar y limitarse a lo necesario.
8. Paciencia y aguante ante las dificultades.
“Dunîâ” (mundo) significa un lugar más bajo y abyecto, o más cercano (en comparación de la vida en el otro mundo).[1]
Antes de contestar a la pregunta es necesario indicar que:
El amor al mundo ha sido presentado como el origen de todas las equivocaciones y pecados.[2]
El amor al mundo comprende el amor a los bienes, a la jerarquía, a los deseos sexuales, a la búsqueda de la superioridad, al sentimiento de superioridad, indolencia, venganza y otros parecidos, en ocasiones provocan un huracán en el alma del ser humano que ésta prefiere la vida del mundo a la vida Eterna.[3]
Pero debe considerarse que en lo dicho por el Generoso Corán y las narraciones, el mundo está dividido en dos partes: el mundo reprochado y el mundo loable.
El Corán en numerosas aleyas considera a la vida del mundo como factor de orgullo y engaño, y advierte al ser humano que los artículos y destellos engañosos de este mundo no lo hagan inconsciente de la otra vida.[4] En ocasiones la vida del mundo se describe como “juego y distracción”.[5]
Así también en la cultura del Corán uno de los factores importantes que engañan al ser humano, son los deseos del mundo y de largo tiempo correspondientes a su vida material.[6] En otra parte el Corán presenta al mundo como un disfrute escaso.[7]
En la mayoría de los casos que en las palabras de los Inmaculados Imames (a.s.) se habla del mundo advierte a los humanos respecto al engaño de éste, al igual que el Imam ‘Alî (a.s.) dijo: “Precaveos de este mundo. Es engañoso y deshonesto. Es infiel y mercenario. Cualquier cosa que da, la toma rápidamente. A quien viste (con honor, poder, riqueza y fama) lo desnuda más tarde o más temprano”.[8] El Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo unas palabras llenas de significado: “Si supieran lo mismo yo sé del mundo, vuestras vidas estarían seguras de los engaños”.[9]
Similar a estas palabras existen innumerables palabras de los Inmaculados Imames (a.s.), que indican la explicación del mundo reprochado y desagradable. El mundo que sus dueños lo quieren por sí mismo y lo ven como un mundo que posee autonomía y eternidad. Sin duda para los dueños de esta forma de ver, la munificencia significa, pérdida, daño y merma, mientras que la caridad no tienen significado. Que bello y elocuente describió el Imam Sâdiq (a.s.) al mundo reprochado: “El mundo se asemeja a una imagen que su cabeza es el orgullo, sus ojos la codicia y avaricia, sus orejas la avidez, su lengua la hipocresía, sus manos la lujuria, sus pies el egocentrismo, su corazón la negligencia, su color la aniquilación y su fruto la ruina”.[10]
Pero si estos favores del mundo y, como se dice, estas oportunidades mundiales cambian de rumbo con penetración y decisión del dueño de estos, y se convierten en una escalera para llegar a alcanzar los propósitos Divinos, se vuelven inversiones que Dios compra de los creyentes otorgándoles el Paraíso eterno y la felicidad inmortal[11]–[12], tal y como el Imam ’Alî (as) dijo: “El mundo fue creado para llegar a la otra Vida, no para disfrutar”.[13]
El mundo es el lugar de prueba, es un lugar de paso no un lugar de permanencia, es un medio no un fin (es un medio para obtener el destino), es un puente para llegar al sendero del día de la Resurrección y presentarse ante el Señor de los dos mundos, y es un lugar de temor, preocupación y sentimiento de peligro no un lugar de seguridad ni lugar de permanencia ni sitio para descansar. El ser humano coránico entiende esta verdad de las palabras del Corán y de Ahl-Bayt (a.s.) que la vida en el mundo no es más que un juguete, y la vida verdadera se encuentra en el otro mundo.[14] Esta forma de ver el mundo, es decir con una visión de instrumento no de autonomía y eternidad, hace fácil para el ser humano la munificencia y la caridad. En esta forma de ver el mundo no sólo el mundo es reprochado sino que es loado. “En realidad este mundo es la casa de la verdad para quienes miran dentro de ella cuidadosa y profundamente, una morada de paz y descanso para quienes comprenden sus caminos, es el mejor fundamento para los que quieren conseguir premios en la otra vida. Es un lugar de adquisición de conocimientos y sabiduría para quienes los quieren adquirir. Es un lugar de adoración para los amigos de Dios y los ángeles. Es el lugar donde el Profeta recibió la revelación del Señor. Es el lugar de la gente virtuosa y santa para hacer buenas obras y lograr premios por los mismos…”.[15]
Además de lo dicho habrá que agregar que la relación de beneficiarse del mundo y la otra vida en las palabras de los Inmaculados (a.s.) se encuentran paralelas una a la otra. Es decir si el ser humano se benefició del mundo en esa misma medida disminuyen los beneficios del otro mundo. Al igual que el Imam Sâdiq (a.s.) dijo: “El último Profeta que entrará en el Paraíso es Salomón hijo de David, puesto que a él le fue dado el mundo”.[16] Y también dijo: “Aquél que en el mundo lleve mayor beneficio, si es de la gente del Paraíso y entra en el Paraíso su beneficio ahí será menor”.[17]
Para salvarse del amor al mundo, el mejor y más efectivo sendero es reformar al alma y llegar a la jerarquía de servir a Dios. Pero el camino fundamental para reformar el alma y llegar al hábito espiritual, según las enseñanzas coránicas, es utilizar una serie de ciencias y enseñanzas Divinas y coránicas que se vuelva en tal forma consciente y sabio que en su espíritu no quede lugar para el amor al mundo ni la moral abyecta,[18] en tal forma que en relación con el pecado y con el amor hacia las paciones y sus efectos encuentre conocimiento que no sólo no sienta simpatía y apego hacia ellos, sino que incluso el acercarse a ellos lo considere repulsivo y desagradable. Pero la importancia de llegar al nivel de servir a Dios Sublime, para abandonar lo que pertenece al mundo y salvarse del amor al mundo y de sus deseos, puede encontrarse en la famosa narración transmitida del Imam Sâdiq (a.s.), ahí donde este honorable responde a la pregunta de ¿cuál es la realidad de servir a Dios? Dijo: “Tres cosas: la primera que el siervo no se sienta dueño de aquello que Dios le otorgó, puesto que los siervos no son dueños de nada. La segunda que no administre ni programe para sí mismo en forma independiente sin considerar el deseo y la decisión de Dios. La tercera el que todos sus actos sean obedecer las órdenes y prohibiciones de Dios. Su resultado es que si un siervo no se considera dueño de algo la munificencia se vuelve fácil para él ahí donde Dios ordenó, y si el siervo entrega a Dios su administración las desgracias del mundo se vuelven fáciles para él, y si los actos del siervo son las órdenes y prohibiciones de Dios, no encontrará más oportunidad para disputar con la gente. Entonces cada vez que Dios Sublime consideró honorable a un siervo con estas tres especialidades, enfrentar al mundo, al demonio y a la gente se vuelve fácil para él, y ya no quiere más al mundo para juntar riquezas y para alardearse…”.[19]
Por otra parte debe saberse que siempre para una curación definitiva de las enfermedades deberá tratarse de erradicar las causas de ésta, y mientras las causas de la enfermedad no se erradiquen la curación será superficial e inconstante. Explicado de otra manera, juega un papel de tranquilizante. Para salvarse de la enfermedad del amor al mundo se han recomendado numerosas formas:
Primera) El ser humano deberá conocerse perfectamente a sí mismo, y saber que es una criatura vulnerable que existe una distancia muy corta entre su vida y su muerte. Hoy día se encuentra saludable y lleno de regocijo, mañana es posible que se vea atrapado por la peor enfermedad o por las más tristes desgracias. Hoy día es fuerte, potentado y poderoso, mañana es posible que sea de los más débiles y pobres, y sus ejemplos han llenado todas las páginas de la historia del ser humano. Esta forma de pensar revive en él un ánimo sublime para emigrar y luchar. Emigrar bajo el significado de alejamiento de los centros de incredulidad y politeísmo, de opresión y pecado, así también de los factores y campos que atraen a la adoración del mundo. Y luchar bajo el significado de preparación para luchar y enfrentar los ejemplos de opresión, corrupción e injusticia en el mundo. Estos ánimos instruyen al ser humano haciéndolo llegar a la sublimidad y a la falta de necesidad del mundo, y lo educan en el sendero para enfrentar el mundo reprochado y obtener la satisfacción Divina.[20]
Segundo) Reflexionar en la naturaleza del mundo y en los efectos negativos del amor al mundo, y cavilar respecto al desprestigio que “una leve brisa cambia el destino del ser humano”. Este proceso provoca en el ser humano resultados muy valiosos y buenos campos para despertar y prevenir el materialismo, y así también incita la inclinación hacia lo espiritual y un ánimo de búsqueda de la otra Vida, que como ejemplo mencionamos a:
– Guía al ser humano para fortalecer la fe, realizar actos rectos, cumplir con la abstinencia, esforzarse para la autoformación y purificar el alma, que provoca la salvación y la felicidad, y es considerada la llave de las puertas del Paraíso.[21] En el sendero de la realización de este propósito el ser humano al proyectar un programa exacto para vigilar y calcular al alma, enfrenta los deseos concupiscentes y las trampas diabólicas. Y con una seria decisión se esfuerza en el sendero para librarse de las pertenencias del mundo. No mira al mundo como una meta, sino que lo considera medio para alcanzar el Paraíso Divino. Por ello no se enamora ni se ve atrapado por el mundo.[22] En conclusión llegará a esa verdad que la tranquilidad más importante para el ser humano, es la tranquilidad del espíritu y de la conciencia, que la adquiere por medio de la abstinencia y de la resignación en Dios y no por medio de la avidez, la ambición y el amor al mundo. Al igual que el Corán a este respecto dice: “Y a quien sea temeroso de Dios Él le dará una salida y hará que le llegue la provisión por donde menos lo espera. Y quien confíe en Dios tendrá suficiente con Él. En verdad, Dios hace que Su orden se realice. Dios ha establecido una medida para cada cosa”.[23] En una forma puede decirse que el ser humano abstinente en ningún acto ni pensamiento llegará a un callejón sin salida. [24]
– Preprar los campos en los cuales el ser humano al estudiar las situaciones de las comunidades anteriores entiende que este mundo es temporal y mortal, así como sus bienes y riquezas. Que no ocupe su vida, que es una inversión que no retorna, en los enamoramientos falsos e inconstantes del mundo, en lugar de proveerse para la otra vida, y preparar las provisiones de la abstinencia. Al igual que Generoso Corán en todos los niveles de la vida del mundo pide al ser humano que piense correctamente y elija las provisiones para la otra Vida. Algunas aleyas[25] indican este asunto que ¿acaso no anduvisteis por la Tierra y observasteis el fin de los antepasados? “¿Por qué no viajan por la Tierra y observan cual fue el final de quienes les precedieron? Y para quienes son temerosos de Dios la morada de la otra vida es mejor. ¿Acaso no razonáis?”.[26]-[27] El Imam ‘Alî (a.s.) también a este respecto dijo: “¿Las vidas de vuestros antepasados no traen a vuestras mentes verdades acerca de la vida y la muerte? ¿No habéis visto nunca morir a la gente? ¿No os habéis dado cuenta nunca por los herederos de los que han muerto de que los muertos no volverán nunca y los que están vivos hoy no vivirán para siempre?”.[28]
– Y lo más importante para el ser humano es que recordando la muerte y el día de la Resurrección enteinde esta verdad que el mundo es transitorio y pasajero, y el día de la Resurrección es el lugar de permanencia y es eterno. Por ello nunca se enamorará del mundo mortal. El Imam ‘Alî (a.s.) dijo: “Feliz es el hombre que siempre tuvo presente a la otra vida en su visión; quien hizo presente el Día del Juicio a través de todas sus obras, quien llevó una vida de lucha y esfuerzo y quien fue feliz con la suerte que Dios le destinó”.[29] Sin duda alguien que recuerda a la muerte y al día del Juicio Final, con un poco de beneficio que tome del mundo se encuentra satisfecho y feliz. En una forma piense en esta verdad que nosotros creemos en el día de la Resurrección y la otra Vida, en los cálculos Divinos y en la recompensa y el castigo de los actos, y a este mundo lo consideramos un lugar en el sendero de un largo viaje mientras que nuestro programa en este mundo es prepararnos y alistar las provisiones, no un lugar para permanecer eternamente.
Tercero) Piense en que mostrar avidez en reunir y juntar bienes y programar para llegar a sus deseos nunca provocará la felicidad del ser humano, sino que lo atrapará constantemente en dolores y sufrimientos. Por ello, deberá tener paciencia y resistencia que provocan todos los actos positivos y la base principal de cualquier obedecimiento y abandono de pecado y del mundo reprochado, y como ejemplo, es el medio para entrar en el Paraíso Divino.[30] Este pensamiento provoca que en los asuntos de la vida no derroche y se limite a las necesidades de ésta, que vea la vida sencilla de los pobres y de la gente que se encuentra a un nivel más bajo, y en esta forma fortalezca el espíritu de la munificencia y ayuda a los necesitados en sí mismos, ya que la munificencia obstaculiza que se enamore de las riquezas y de lo atractivo del mundo. Y la beneficencia y benevolencia son factores importantes en la liberación del mundo y, por ejemplo, el medio para entrar en el centro de las bendiciones y clemencias Divinas.[31]
Además habrá que agregar, al igual que para curar las enfermedades del cuerpo y del alma necesita de un doctor, de abstenerse de algunas cosas, ingerir medicinas y otros. En las enfermedades espirituales también parece ser necesario ir al médico en moral y utilizar medicinas espirituales. Para alcanzar este propósito, es decir la curación fundamental del amor al mundo, la perfección del alma y del sendero hacia Dios, es muy útil y efectivo realizar las prescripciones morales de los sabios en moral y de los santos Divinos.
Un punto que tiene importancia desde el punto de vista de los sabios en la ciencia de la moral corresponde a que, en la persona los buenos caracteres deberán hacerse un hábito, y salir del estado en el que se encuentra. Es decir deberá poner tanta atención en los actos agradables y atributos de perfección hasta que estos actos y atributos se vuelvan parte del alma y el espíritu del ser humano. Al igual que el difunto y gran sabio Tâbâtabâî dijo: “Su camino es éste que repitas tantas veces ese acto hasta que penetre en tu alma, quede fijo al igual que el dibujo que graban sobre una piedra, y su sendero científico es éste, que confieses y tengas fe en sus favores, y esta forma de pensar la repitas en ti mismo; es decir tu sendero sea la inspiración científica y práctica. [32]
Índices relacionados: “La facilidad de la inclinación hacia el mundo”, preg.no. 10396 (es10308)
[1]– Iskandarî Husayn, Los signos de la vida, t.5, p.25.
[2]– Mustadirk Al-Wasâ’il, t.12, p.41. –“حب الدنیا رأس کل خطیئه”.
[3]– Exegesis Nemunah, t.26, pp.406-407.
[4]– Luqmān [31:33]; Al-Ĥadīd [57:20]; Āle ‘Imrān [3:185 y 196]; Al-An‘ām [6:70]; Al-Ŷātiya [45:35].
[5]– Al-An‘ām [6:32].
«و ما الحیاة الدنیا الا لعب و لهو،» –“La vida de este mundo no es sino juego y distracción”.
[6]– Al-Ĥadīd [57:14].
«و غرتکم الامانی» –“… Vuestros anhelos os engañaron…”.
[7]– An-Nisā’ [4:77].
[8]– Nahÿul Balâgah, sermón 230.
[9]– Kanz Al-‘Amâl, h.6130.
[10]– Misbâh Al-Shârî’ah, p.196.
[11]– At-Tauba [9:111].
«ان الله اشتری من المؤمنین انفسهم واموالهم بان لهم الجنة...» –“En verdad, Dios ha comprado a los creyentes sus personas y sus bienes porque para ellos es el Jardín…”.
[12]– Exegesis Nemunah, t.2, pp.356-357.
[13]– Nahÿul Balâgah, dicho. 463. –«الدنیا خلقت لغیرها و لم تخلق لنفسها».
[14]– Al-‘Ankabūt [29:64].
[15]– Nahÿul Balâgah, dicho 131.
[16]– Bihâr Al-Anwâr, t.14, p.74.
[17]– Ídem, t.72, p.67.
[18]– Los signos de la vida, t.4, p.182.
[19]– Bihâr Al-Anwâr, t.1, p.224.
[20]– At-Tauba [9:20-21].
[21]– Al-Baqara [2:82].
[22]– An-Nāzi‘āt [79:40-41].
[23]– Ať-Ťalāq [65:2-3].
" و من یتق الله یجعل له مخرجاً * و یرزقه من حیث لایحتسب و من یتوکل علی الله فهو حسبه ان الله بالغ امره قد جعل الله لکل شیءٍ قدراً".
[24]– Ayatul.lah Ÿawâdî Âmulî, La resurrección en el Corán, t.4, pp.81-82.
[25]– Al-Baqara [2:219-220]. «لعلکم تتفکرون * فی الدنیا و الاخرة» –“ Quizás así reflexionéis, sobre esta vida y sobre la otra.”.
[26]– Yūsuf [12:109].
«افلم یسیروا فی الارض فینظروا کیف کان عاقبة الذین من قبلهم و لدار الاخرة خیر للذین اتقوا افلا تعقلون»
[27]– La resurrección en el Corán, t.4, pp.90-91.
[28]– Nahyul Balâgah, sermón 99.
[29]– Ídem, dicho 44.
[30]– Al-Insān [76:12]; Ar-Ra‘ad [13:24].
[31]– Al-Mā’ida [5:85].
[32]– Exegesis Al-Mîzân, t.1, p.369.