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El conocimiento de que Dios sabe de nuestros actos y es poderoso y sabio no obliga a la persona a obedecer, al igual que Satanás conocía los atributos de Dios Sublime, pero desobedeció Sus órdenes.
El conocimiento de los atributos de Dios si va acompañado de creencia y fe, obliga al ser humano a obedecer. Pero el alma que se ofrece a los deseos concupiscentes no existe en ella lugar para la creencia ni la fe y como consecuencia no existe en ella lugar para servir a la Esencia de Dios Sublime.
En conclusión, para servir a Dios, además de tener conocimiento deberá tenerse fe en Él, y para encontrar fe en el alma deberán suprimirse los factores que obstaculizan y las debilidades de la fe (deseos concupiscentes, la dependencia del mundo y la introducción de las tentaciones diabólicas en el corazón y otras), y proveer los campos para la aparición de la fe en el alma (reflexionar sobre los efectos positivos de la obediencia a Él en la vida del mundo y en la otra Vida, así como los efectos siniestros de la desobediencia y otros).
En el Generoso Corán y en las narraciones de los Inmaculados Imames (a.s.) fueron mencionados atributos de Dios Sublime que en una forma están relacionados con los seres humanos.
Uno de estos atributos es la Creatividad que provoca la aparición de la existencia del ser humano.
Otro de los atributos es el Señorío que significa educador e instructor.
La Sabiduría y el Poderío, es decir Dios Sublime es conocedor de todo y tiene poder para realizar cualquier acto.
La Afabilidad, significa que Él es más amable que cualquier otro incluso más amable que el ser humano hacia sí mismo. El conocimiento de este atributo, mientras sea más profundo y tenga más raíces ayudará en mayor medida al ser humano en el sendero de la realización de las órdenes Divinas.
Pero sin duda el conocimiento por sí mismo no obliga al ser humano a realizar aquello que sabe.[1] La gente del Faraón tenía conocimiento pero a pesar de ello se volvió incrédula. Dios a su respecto dice: “(La gente del Faraón por opresión y sentirse superiores) negaron (los signos de Dios), a pesar de la certeza de sus almas”.[2] Otro de los ejemplos que Dios recuerda es el de Bal’am ben Baura. Aunque él fue un sabio pero pecó en la práctica. El Corán dice: “Cuéntales la historia de aquel a quien Nosotros dimos nuestros signos y se despojó de ellos, entonces Satanás le siguió y fue de los que se extravían”.[3] “Y, si Nosotros hubiésemos querido, le habríamos elevado mediante ellos (los signos), pero él se inclinó a lo terrenal y siguió a sus pasiones”.[4]
Por ello el conocimiento, sólo prepara el terreno para la necesidad de su contenido, pero este campo se vuelve efectivo cuando vaya acompañado de fe. Con el conocimiento y la fe es cuando el sendero de la práctica se vuelve plano. Claro está deberán ser quitados también los obstáculos del camino. El Corán menciona estos obstáculos:
A. Seguir los deseos y las pasiones:
Seguir los deseos sin tomar en cuenta los aspectos racionales y legales religiosos provoca el alejamiento del sendero recto y la falta de atención a las órdenes de Dios. El Generoso Corán respecto a este grupo dice: “¿Has visto a quien toma como dios a sus deseos y pasiones? Dios extravía su conocimiento y sella su oído y su corazón y pone una venda en su vista. Así pues ¿Quién le guiará después de Dios? ¿Es que no reflexionan?”[5] O en otra aleya dice: “Pero si no te responden, sabe entonces que lo que siguen son sus pasiones y ¿Quién está más extraviado que quien sigue sus pasiones sin guía de Dios? ¡En verdad, Dios no guía a la gente opresora!”.[6]
B. Interés y ver en forma equivocada a la vida en el mundo:
Si alguien piensa que no existe vida después de la vida en el mundo, y elige a la vida del mundo como su último propósito considerándolo su problema principal proveer las necesidades del mundo, al final se olvida de la otra Vida y de servir a Dios.[7] Este tipo de visiones e inclinaciones obstaculizan el volverse creyente y servir a Dios Sublime. Dios describe de la siguiente manera a estas personas: “En verdad, quienes no esperan encontrarse con Nosotros y están satisfechos de la vida mundanal y seguros de ella y quienes no prestan atención a Nuestras señales * tendrán de morada el Fuego por lo que obtenían con sus actos”.[8] Y en otra aleya dice: “Deseáis lo accesorio de este mundo pero Dios desea (para vosotros los beneficios de) la Otra vida”.[9]
C. Seguir las tentaciones del Demonio.
Las tentaciones del Demonio a través del alma[10] adornando (mostrando buenos) los actos malos[11], dando promesas falsas[12] y atemorizando al ser humano con relación a su futuro[13], obstaculiza la fe y el servicio a Dios. Dios a este respecto advierte: “¡Oh, hijos de Adán! ¡No permitáis que Satanás os engañe, igual que hizo salir a vuestros padres del Paraíso”.[14]
La aparición de la fe y del servicio a Dios necesita de un estimulante interno. El estimulante principal en las conductas del ser humano, es la esperanza de llegar a las perfecciones, los placeres y el temor y la huída de los daños y las pérdidas. El Generoso Corán indicó tanto las recompensas de este mundo y de la otra Vida en cuanto a la fe y al servicio a Dios, así como los castigos de este mundo y de la otra Vida respecto a la incredulidad y desobediencia, y presentó a sus Profetas como los anunciadores de las buenas nuevas y los advertidores.[15]
1. Recompensa por los actos en el mundo:
“Si las gentes de las ciudades hubiesen creído y sido temerosos, les habríamos otorgado las bendiciones de los cielos y la Tierra”.[16]
2. Recompensa por la fe y el servicio a Dios en la otra Vida:
“Y, quien haga buenas acciones, sea varón o hembra, y sea creyente, entrará en el Jardín”.[17]
3. Castigo por la incredulidad y la desobediencia en el mundo:
“Y cualquier desgracia que sufráis es consecuencia de lo que vosotros mismos habéis cometido, pero Él perdona mucho”.[18]
4. Castigo por la incredulidad y la desobediencia en la otra Vida:
“¡Sufrirán humillación en esta vida y en la otra un castigo inmenso!”[19]
En conclusión debe decirse que para servir a Dios Sublime además del conocimiento hacia el monoteísmo y hacia Dios deberá tener fe, certeza y –a través de la eliminación de los obstáculos- realizar buenos actos.
[1]– Para más información entre la diferencia del conocimiento y la fe, recurrir a: Los cuarenta hadices del Imam Jomeînî, p.37; La moral en el Corán, Misbâh Yazdî, p.140.
[2]– An-Naml [27:14].
[3]– Al-‘Arāf, [7:175].
[4]– Al-‘Arāf, [7:176].
[5]– Al-Ŷātiya [45:23].
[6]– Al-Qişāş [28:50]. A este mismo respecto recurrir a la Suras Al-‘Arāf, [7:176]; Al-Kahf [18:28]; Ťa Ha [20:16]; Al-Furqān [25:43]; Şad [38:26]; Muĥammad [47:16]; An-Naŷm [53:23].
[7]– Es evidente que si no hubiese vida en el mundo, tampoco existiría la otra Vida. Si no existiese el mundo el Paraíso tampoco existiría. El mundo como una creación de las creaciones de Dios no acepta reproche, en realidad el uso incorrecto de esta bendición es reprochable.
[8]– Iūnus [10:7-8].
[9]– Al-Anfāl [8:67]
[10]– La mayoría de los actos del Demonio es tentar. Ťa Ha [20:120].
[11]– An-Naĥl [16:63]; An-Naml [27:24].
[12]– An-Nisā’ [4:120].
[13]– Al-Baqara [2:268].
[14]– Al-‘Arāf, [7:27].
[15]– An-Nisā’ [4:165].
[16]– Al-‘Arāf, [7:96].
[17]– An-Nisā’ [4:124].
[18]– Aš-Šurā, [42:30].
[19]– Al-Baqara [2:114]. Así también respecto a los atributos del Paraíso y del Infierno recurrir a: Las enseñanzas de las Creencias, Misbâh Yazdi, t.3, p.90-91.