Please Wait
5276
- compartir
Todas las órdenes y leyes islámicas fueron establecidas en base a la sabiduría o en base a sabidurías muy exactas y beneficiosas para las criaturas. Como ejemplo una de las leyes y mandatos islámicos es que para los peregrinos es obligatorio sacrificar un animal el día de la festividad del Sacrificio en la región de Mina. Algunas de las filosofías del sacrificio en la peregrinación corresponden a que los peregrinos deben poner atención que en el momento de sacrificar están matando en sí mismos sus deseos concupiscentes y su alma libidinosa, para así obtener temor y acercamiento a Dios Sublime, ayudar a los necesitados y…, incluso en los casos en que no se aproveche nada de esas carnes sacrificadas, aun así pueden obtenerse algunos de estos resultados.
Afortunadamente estos últimos años han acondicionado con muy buenos servicios los mataderos de la Meca, al congelar la carne y hacerla llegar a los necesitados, hasta cierto punto se ha terminado con la derrocha. Aunque estos triunfos aun no llegan a su máximo grado, pero con los éxitos que se han obtenido en este sendero, no falta mucho para su máximo provecho.
De ahí que el legislador de los mandatos islámicos es Dios Sapiente, todas las órdenes y leyes islámicas fueron establecidas en base a la sabiduría o sabidurías muy exactas y beneficiosas (para las criaturas), aunque es posible que nosotros desconozcamos muchas de sus causas y filosofías. Un ejemplo de las leyes y los mandatos islámicos es esta que las personas que realizaron el Hayy Tammatu’ y el “Qarân” (combinación del Hayy y la ‘Umra’ simultáneamente) es obligatorio que sacrifiquen un animal el día de la festividad del Sacrificio en la región de Mina.[1]
Los sabios del mundo islámico utilizando las aleyas y narraciones mencionaron muchas filosofías para el sacrificio en la peregrinación, que aquí indicamos sólo algunas de éstas:
1. Sacrificar es el símbolo de luchar en contra de las inclinaciones del alma concupiscente
El que los peregrinos ofrezcan un animal el día de la festividad del Sacrificio simboliza matar en sí mismos sus deseos concupiscentes y su alma libidinosa. Tal y como Dios ordenó al Profeta Abraham (a.s.) respecto al sacrificio de Ismael (a.s.), fue con el propósito de que este honorable, bajo los rayos de la realización de este acto se enfrentara al más tenaz y arraigado factor perteneciente al alma concupiscente que es el amor al hijo, y obedeciendo a Dios desarraigara los apegos concupiscentes. Por lo tanto, tal y como obedecer esta orden jugó un gran papel educativo para el Profeta Abraham (a.s.) e Ismael (a.s.) de librarse de la cárcel del alma concupiscente y de los apegos, elevó la jerarquía y el rango de ellos ante Dios. En base a esto el sacrificio de los peregrinos en realidad es una lucha santa en contra de los deseos concupiscentes para terminar con los apegos y dependencias terrenales y materiales de la cárcel de la adoración a los bienes y lo mundano.[2]
2. Obtener abstinencia y cercanía a Dios
El Generoso Corán a este respecto dice: “Ni su carne ni su sangre (de estos animales sacrificados) llegan a Dios, lo que llega a Él es vuestra piedad, abstinencia y pureza de vuestros actos (siervos de Dios)…”.[3] Puesto que básicamente Dios no necesita de la carne sacrificada ya que Él no tiene cuerpo ni tiene necesidad, Él es una existencia perfecta e infinita desde cualquier perspectiva.
Explicado de otra manera: El propósito de Dios de hacer obligatorio el sacrificio es que ustedes al transitar los grados de la abstinencia, se han colocado en el sendero de un hombre perfecto y día a día se acercan más a Dios. Todos los actos de culto son lecciones educativas. El sacrificio es una lección que enseña a los seres humanos el sacrificio, ofrecimiento, perdón y preparación para ser martirizado en el sendero de Dios, y es una instrucción de ayuda a los necesitados e indigentes.[4]
Si sólo observamos las filosofías mencionadas, incluso en los casos en que no se aproveche nada de esas carnes sacrificadas, aun así pueden obtenerse algunos de estos resultados.
3. Ayudar a los necesitados (dar de comer) de las aleyas coránicas se deduce perfectamente que uno de los propósitos del sacrificio es que su carne llegue al uso necesario, tanto el que sacrifica la ingiera y otra parte la haga llegar a la gente necesitada.[5]
En base a este valioso propósito, los musulmanes no tienen permiso de dejar sobre la tierra a los animales sacrificados en la región de Mina para que se pudran, o para enterrarlos, sino que las carnes resultado de los sacrificios en la región sagrada de Mina deberán en primer grado ser consumidas por la gente necesitada de esa región, y si en ese día y en esa región no se encuentran necesitados, deberán ser transportadas a otras regiones y ser puestas a disposición de los necesitados de esos lugares. Incluso en base a esta filosofía también si estas carnes no llegan a manos de los necesitados en su momento, y se pudren, no deberá decirse “¡entonces el sacrificio no es necesario!” Sino que los musulmanes deberán procurar, utilizando las posibilidades avanzadas, proteger a esta gran riqueza, y en el mínimo tiempo ponerla a disposición de los indigentes. Es decir no deberá decirse que puesto que no llegará a manos del necesitado entonces no debemos sacrificar, sino que deberá decirse: el sacrificio es obligatorio y una de sus filosofías también es que los pobres coman de esas carnes, mientras que deberán ser preparados los medios necesarios.
Afortunadamente estos últimos años han acondicionado con muy buenos servicios los mataderos de la Meca, y los encargados del Hayy hasta cierto punto han tenido éxito al congelar estas carnes dando fin así a la derrocha haciendo llegar esta carne al consumo de los necesitados. Aunque estos triunfos aun no llegan a su máximo grado, pero con los éxitos obtenidos en este sendero, no falta mucho para su máximo provecho.
[1]– Rituales de la peregrinación (Al-Mahshâ li Imâm Al-Jomeînî), p.100. Rituales de la peregrinación (de Jameneî), p.16.
[2]– Extraído del Sitio: http://www.porsemanequran.com/
[3]– Al-Ĥaŷŷ [22:37].
"لَنْ يَنالَ اللَّهَ لُحُومُها وَ لا دِماؤُها وَ لكِنْ يَنالُهُ التَّقْوى مِنْكُمْ".
[4]– Exegesis Nemunah, t.14, p.107.
[5]– Ídem, t.14, p.83.