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Kirâmah significa: alejamiento de la bajeza y villanía, y al alma honorable y pura de cualquier bajeza se le llama karîm.
Kirâmah es antónimo de iliberal, bajeza y abyección, y para llegar a alcanzar la elevada cumbre de la kirâmah habrá que equiparse de armas tales como la abstinencia (taqwâ) y la continencia. Y taqwâ (abstinencia) significa: romper con todo aquello que obliga al ser humano a pecar. Según lo dicho por el Imâm ‘Alî (a.s.): “Recordad que aquellos que teman a Dios, llegarán a obtener aquello que desean enteramente. … Dios los colocará en Su Reino, la morada especial de Dios, donde su techo es el empíreo Divino y su luminosidad la Belleza Divina, en donde vuestros vecinos serán Sus Ángeles, y vuestros amigos y compañeros Sus Profetas Divinos y Sus Santos”.
Kirâmah significa: alejamiento de la bajeza y villanía, y al alma honorable y pura de cualquier bajeza se le llama karîm.[1]
La’îm (vil, bajo) es antónimo de karîm (generoso)[2] Li’âmah (derivado de la’îm) y dinâ’ah tienen el mismo significado, por ello dinâ’ah (iliberal) es antónimo de kirâmah (generosidad), y danî (vil, bajo) antónimo de karîm (generoso).[3]
Kirâmah desde el punto de vista de los Inmaculados (a.s.)
El honorable Profeta del Islam (s.a.w.) dijo: “Dios Magno es generoso (karîm) y le gusta la generosidad”.[4]
El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “Aquél que otorga antes de que le pidan, es generoso”.[5]
Dijo (a.s.): “Los sucesos desagradables no hacen efecto en el alma generosa”.[6]
Dijo (a.s.): “Karîm es aquel que se aleje de lo prohibido, y sea puro de cualquier defecto”.[7]
Dijo (a.s.): “El hombre karîm odia aquello de lo que se enorgullece el hombre la’îm (vil)”.[8]
Dijo (a.s.): “Karîm es aquel que protege su honor con la riqueza, pero la’îm es aquel que protege su riqueza por medio de su honor”.[9]
Dijo (a.s): “Si alguien conoce la generosidad y grandeza del alma, todo el universo es insignificante ante su vista”.[10]
Sendero para llegar al umbral de la generosidad
En las narraciones de los Inmaculados de la religión (a.s.) se muestra claramente el contraste entre “generosidad” e “iliberalidad, vileza, bajeza”. Kirâmah (generosidad) significa magnanimidad y alejamiento de cualquier bajeza y villanía, puesto que es una descripción valiosa, y uno de los nombres de Dios. Pero en contraste está todo aquello que aleja al ser humano de cualquier magnificencia y cercanía a Dios, aquello que tiene raíz en la vileza, bajeza e indignidad. Tal y como dilo el honorable Mensajero del Islam (s.a.w.): “El amor hacia el mundo es la raíz de cualquier culpa y el inicio de cualquier pecado”.[11] Por ello el mundo ha sido llamado dunîa (en árabe) puesto que su valor es el más ínfimo de todos.[12] Considerando lo mencionado que dinâ’ah es antónimo de kirâmah, y danî (vil) de karîm (generoso), y puesto que danî, dinâ’ah y dunîâ se derivan de una misma raíz (d-n-î), por consiguiente no puede buscarse en la amistad del mundo la generosidad y magnanimidad. Según lo dicho por el Imâm ‘Alî (a.s.): “El mundo (dunîâ) hace al ser humano despreciable y abyecto”.[13]
Kirâmah es antónimo de iliberal, bajeza y abyección. Para alcanzar la elevada cumbre de la kirâmah deberá equiparse de armas tales como alejamiento del pecado, de lo mundano y de los deseos concupiscentes, y en una palabra deberá equiparse con armas de abstinencia (taqwâ).
Según lo dicho por el Imâm ‘Alî (a.s.): “La generosidad (kirâmah) se obtiene a través de la abstinencia (taqwâ)”.[14]
Dios Altísimo sea, en su Libro Sagrado Dice: «En verdad el más noble (generoso) de vosotros ante Dios es quien posee mayor temor (abstinencia) de Dios».[15]
Según lo dicho por el Imâm ‘Alî (a.s.): “La llave de la generosidad es la abstinencia (temor)”.[16]
Conocimiento de la abstinencia (taqwâ)
El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “Taqwâ significa romper con todo aquello que obliga al ser humano a pecar”.[17] Y también dijo: “En verdad que la abstinencia y el temor a Dios es la única cura para la maldad de vuestros corazones. Es luz divina para despejar la oscuridad de vuestros corazones, remedio para los dolores corporales, ungüento para las heridas de las almas. Ella purifica las suciedades de las almas corruptas, devuelve la vista a los ojos cegados por la ignorancia de la verdad, da seguridad en las inseguridades y elimina el temor de vuestros corazones. No simuléis que obedecéis a Dios, sino que obedecedlo sincera y fielmente, y dejad que este deseo de obediencia se grabe en vuestras mentes y se arraigue profundamente en vuestros corazones, dejad que gobierne vuestras palabras y vuestras obras. El obedecimiento a Dios es el sendero hacia el manantial de la Eternidad. Es elegir a un intercesor como refugio el día de las inquietudes [el Día del Recuento], que ilumine vuestra tumba para vosotros, que sea vuestro compañero comprensivo en la soledad de vuestro sepulcro y el sendero hacia la salvación durante los difíciles día de la vida. No olvidéis que la obediencia a Dios es el único escudo real contra el ataque de las adversidades y terrores, y la única protección contra las llamas y las torturas del Infiero. No sabéis cómo ayuda la piedad a aquéllos que hacen de ella el principio básico de sus vidas. Aparta las calamidades que se han reunido a su alrededor y les han asediado. Convierte en logros placenteros los amargos desengaños de sus asuntos. Actúa como un rompeolas, contra las olas del desastre y la destrucción que desean abalanzarse contra sus vidas y ambiciones. Su influencia cambiará en contento y abundancia su acusante pobreza y carestía, y su gracia transformará sus años secos, en lluviosas estaciones y sus tierras secas en verdes huertos y campos florecientes”. [18]
Kirâmah y el alma Divina
El Sagrado Corán presenta a la esencia principal del ser humano como una criatura honorable y generosa, que si éste se vuelve generoso ha transitado su sendero natural y recuperado la esencia auténtica de sí mismo. Y puesto que el obedecimiento y la ascensión se ajustan a la esencia principal del ser humano, por lo tanto la rebelión y la caída son impuestas a éste. Pero la generosidad (kirâmah) no es así, puesto que la esencia del ser humano es karîm. Dios Todopoderoso dice:«Y, ciertamente, hemos sido generosos con los seres humanos».[19] Puesto que en su creación fue utilizada esencia generosa. Si el ser humano hubiese sido creado sólo con tierra, al igual que las demás criaturas, la generosidad no hubiese sido naturaleza innata o el mejor atributo para él. Pero el ser humano tiene un “secundario” y un “principal”. Su secundario se relaciona con la tierra y su principal con Dios. Dios, Generoso sea, en el Sagrado Corán relacionó al alma con Sí mismo y al cuerpo –que está relacionado con la tierra y la naturaleza– con el barro.[20] No dijo “crearé a un hombre de barro y alma inmaterial”, sino que Dijo: «al ser humano lo crearé de barro, después soplare en él de Mi espíritu», y puesto que el alma del ser humano está relacionada con Dios que es el Honorable Maestro, entonces tiene una porción de kirâmah y de espíritu Divino, que significa “espíritu generoso”.[21]
La recompensa de los seres generosos
Según lo dicho por el Imâm ‘Alî (a.s.): Dios les recomendó que llevéis una vida consciente, honorable y piadosa lo cual Él ha fijado como la cima de vuestra realización y el único propósito de vuestra creación. Temed a Dios, ante quien habéis de dar cuenta de vuestras acciones. Él, que tiene control completo sobre vuestra existencia y ha predestinado vuestro lugar en la naturaleza. Si intentáis ocultarle algo lo sabrá y tiene testigos para anotar y atestiguar vuestros pensamientos y acciones. Estos testigos anotarán cualquier cosa mala, no dejaron nada sin anotar y no darán nunca falsos testimonios. Recordad que para quienes temen a Dios, Él hallará medios y caminos para mantenerlos alejados de la maldad y los problemas, fuera de los vicios y las iniquidades, y alejados de las tentaciones y las pruebas. Él los guiará de la oscuridad hacia la luz. Él les concederá Sus Bondades en este mundo, y en los Cielos Él les otorgará un lugar tan exaltado que estará en la vecindad de Su trono, serán iluminados con la Luz Divina y tendrán ángeles y profetas y santos como visitantes y vecinos”.[22]
[1]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, La generosidad en el Corán, p.22.
[2]– Za’âlabî Naîshâbûrî, Fiqh ul-Lugah, p. 139.
[3]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, La generosidad en el Corán, p.22.
[4]– Muhammadî Ray Shahrî Muhammad (Husaînî Saîîed Hamîd) Muntajab Mizân al-Hikmah, h.5493.
[5]– Âmudî ‘Abdul Wâhid, Ghurar ul-Hikam, t.1, p.365, h.1389.
[6]– Ídem, t.2, p.1, h.1555.
[7]– Ídem, t.2, p.4, h.1565.
[8]– Ídem, t.2, p.44, h.177.
[9]– Ídem, t.2, p.154, h.2159.
[10]– Ídem, t.5, p.451, h.9130.
[11]– Muhammadî Ray Shahrî Muhammad (Husaînî Saîîed Hamîd) Muntajab Mizân al-Hikmah, h.2194.
[12]– Ídem, h.2171.
[13]– Ídem, h. 2192.
[14]– Nahyul Balâgah, dicho 113.
[15]– Sagrado Corán 49:13.
[16]– Muhammadî Ray Shahrî Muhammad (Husaînî Saîîed Hamîd) Muntajab Mizân al-Hikmah, h.6664.
[17]– Ídem, h.6683.
[18]– Nahyul Balâgah, sermón 198.
[19]– Sagrado Corán 17:70.
[20]– Sagrado Corán 38:71-72.
[21]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, La generosidad en el Corán, p.62.
[22]– Nahyul Balâgah, sermón 183.