El Imam (a.s.) en el obedecimiento de lo ordenado por Dios y en el acatamiento de la orden Divina no actúa según su conocimiento de lo oculto (conocimiento especial de lo oculto otorgado por Dios al Imam) y se comporta al igual que la demás gente común, y en todos los mandatos religiosos es igual que la demás gente común; puesto que Dios pidió a sus siervos el obedecimiento de todas Sus órdenes por igual. En base a esto el Profeta (s.a.w.) en el dictamen y el arbitraje no actuaba entre toda la gente según su conocimiento de lo oculto y arbitraba entre ella en base a su conocimiento normal. Al igual que dijo:

“En verdad yo arbitro entre vosotros según los testigos y juramentos. Algunos de vosotros en la comprobación de vuestras pretensiones son astutos. Entonces cualquier hombre que tome algo a favor de sí mismo de los bienes de su hermano, y yo se lo dé, ese bien es semejante a un trozo de fuego”.[1]

El propósito es decir que cualquiera que presente testigo para su pretensión o jure, yo arbitraré a su favor diga la verdad o mienta, y si mintió, lo que gane es semejante a un trozo de fuego.

Por lo tanto si el Imam ‘Alî (a.s.) tuvo conocimiento del momento y la forma de su martirio, pero en este asunto estaba obligado a actuar según el conocimiento común y no tenía derecho a actuar según su conocimiento de lo oculto, puesto que este honorable era el modelo de la sociedad islámica y debía cumplir con su deber por los medios comunes que se encuentran al alcance y a disposición de todos, y tomar en cuenta las condiciones y actitudes comunes, y adaptar su comportamiento a estos. Si el Imam (a.s.) quisiera actuar según su conocimiento de lo oculto, no podría ser modelo ni patrón de la gente; puesto que la gente carece de un conocimiento así. Por otra parte los actos de los Inmaculados Imames (a.s.) según el conocimiento de lo oculto provocan desconcierto en el sistema de la sociedad. Por lo tanto ellos generalmente y la mayoría de las veces actuaban según su conocimiento común y sólo en casos muy excepcionales actuaban con el conocimiento de lo oculto.

Además el sistema de este Universo es el sistema de prueba y examen. El Generoso Corán dice a este respecto: “¿Acaso las gentes piensan que se les permitirá decir «¡Creemos!» y no serán puestos a prueba?”.[2] Y en otra aleya dice: “el Cual ha creado la muerte y la vida para poner a prueba cuál de vosotros obra mejor. Y Él es el Todopoderoso, el Perdonador”.[3] Lo necesario para la prueba y el examen es tener deseo y voluntad en la elección de lo bueno y lo malo, y dejar correr el asunto según el procedimiento normal obteniendo su resultado en la otra Vida. Mientras que el uso del conocimiento de lo oculto y actuar según éste terminará con el campo de la prueba, ya que obstaculiza la continuación normal de los actos.

Es cierto que el Imam ‘Alî (a.s.) al igual que los demás tiene obligación de defender su vida, pero primero, esta obligación se encuentra dentro de los límites del conocimiento normal y no corresponde al conocimiento de lo oculto. Y segundo, la otra parte de este acto (martirio del Imam ‘Alî a.s.) fue Ibn Mulÿam que se encontraba en prueba, y el conocimiento de lo oculto del Imam (a.s.) no debía ser obstáculo de la libertad y voluntad de Ibn Mulÿam, mientras que si el Imam (a.s.) hubiese querido actuar según su conocimiento de lo oculto, hubiese sido obstaculizada la voluntad de Ibn Mulÿam sin quedar campo para que fuese examinado. Y esto se encuentra en contra de la tradición Divina, mientras que la práctica Divina por ejemplo, la práctica de la prueba a los siervos, es inmutable e invariable. El Generoso Corán respecto a la práctica Divina dice: “No encontrarán cambios en la práctica de Dios ni encontrarán variaciones en la práctica de Dios”.[4] Por lo tanto, ya que actuar según el conocimiento oculto provoca cambios y variaciones en la práctica Divina (prueba y examen) el Imam (a.s.) no debe actuar según ésta.