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La promesa de recompensas como éstas no provoca daño a la Justicia Divina ni tampoco a la proporción entre el acto y la recompensa, puesto que justicia si significa colocar los objetos en su lugar apropiado, es decir, entre el acto y la recompensa, deberá existir una proporción. En los casos que mencionó, existe proporción entre el acto y la recompensa, puesto que:
Primero: El propósito de estas narraciones, es considerar el valor y la importancia de estos actos de adoración, no el disminuir ni reducir el valor de la guerra y la peregrinación. Sino que puede decirse que estas mismas narraciones en forma indirecta mencionan el valor y la importancia de la lucha santa y de la peregrinación, que son la norma y el criterio para medir otros actos de adoración. Tal y como decimos respecto a los actos del mundo que tal mercancía parece oro (insinuando su gran valor).
Segundo: El propósito de esta narración, es en caso de que no exista obligación legal religiosa en cuanto a la peregrinación, la lucha santa y otros.
Tercero: En la proporción no deberá considerarse sólo la cantidad, la medida ni las dificultades monetarias como criterio y mesura, sino que los efectos de la intención, la humildad, las creencias y el conocimiento del practicante en el medida de la recompensa del acto son mayores que las dificultades y la grandeza de lo material del mismo acto. Por lo tanto si un acto tiene estas condiciones puede igualarse con actos tales como la peregrinación y el martirio.
Además algunas de las súplicas y salutaciones por su gran contenido de conocimientos religiosos, tienen efectos doctrinales especiales, en tal forma que pueden ser más valiosas en comparación con los demás actos que carecen de estos efectos.
Deberá ponerse atención en que mientras no exista guerra ni lucha santa, y no sea tiempo de la peregrinación, por lo general el campo se encuentra más preparado para las actividades del Demonio y para las fuerzas perversas y de la falsedad. La naturaleza del ser humano también encuentra más inclinación hacia los deseos. En una situación así si alguien en lugar de atender sus deseos concupiscentes otorga puridad a su alma y espíritu, y las pule a través de las súplicas, salutaciones y oraciones, deberá disfrutar de un conocimiento y pureza elevada. Muchas veces puede encontrarse más elevado que alguien que realiza la peregrinación y la lucha santa.
Pero si la justicia no es bajo el significado de opresión y tiranía, ni bajo el significado de pisotear el derecho de otros, aquí no es pisoteado el derecho de nadie. Puesto que Dios, suponiendo que otorga una recompensa superior a su proporción, no provoca el que el derecho de otro siervo se pierda, ya que la recompensa y el premio son un favor por parte de Dios Sublime, no lo que el siervo realmente merece.
A través de la mención de algunos puntos se evidencian las comparaciones de las recompensas mencionadas con los actos relacionados con éstas:
1. Las recompensas Divinas no son en base a lo que merecen los siervos, sino que es una gracia que Dios Sublime otorga como favor en base a las conductas de los siervos en el mundo y los méritos que obtuvieron.[1]
Los siervos (en caso de que Dios no les hubiese hecho promesa alguna) no tendrían ningún derecho para obtener la recompensa y el premio por parte de Dios, ya que todos los actos que efectuaron en el mundo fueron a través de Sus bendiciones, y en base a Su benevolencia y sabiduría Él mismo se comprometió y ante Sus siervos a cumplir con la promesa del premio y la recompensa, entonces esta benevolencia sin fin y sabiduría perfecta Divina es la que determina la medida de la recompensa de los actos, no la dificultad ni facilidad, o la insuficiencia y el exceso de ese acto. Por lo tanto el exceso e incluso la escasez de las bendiciones y recompensas de los siervos que fueron determinadas por Dios para ellos, no dañan la Justicia Divina, puesto que no fue quitado el derecho de nadie, sino que a los siervos les fue otorgado en exceso un derecho.
2. Las súplicas, las salutaciones y las oraciones preferibles tienen esas grandes recompensas en caso de que se hayan respetado todas esas condiciones. A continuación indicamos algunas de esas condiciones:
A) Realización de todas las tareas y obligaciones religiosas. Entonces si alguien mientras que su obligación es la lucha santa o la peregrinación, y en lugar de ello se ocupa en suplicar y realizar oraciones preferibles, no sólo no obtiene recompensa, sino que muchas veces se puede ver atrapado por el castigo Divino.
B) Tener conocimiento, presencia de corazón y devoción. Tal y como en las narraciones una condición para llegar a obtener gran recompensa con la recitación de algunas salutaciones, se mencionó el tener conocimiento místico.[2] En una narración trasminada del Imam Sâdiq (a.s.) dijo: “La gente se reúne el día de la Resurrección en base a sus intenciones”.[3] De esto se deduce que la base principal de las recompensas Divinas no es la dificultad del acto, sino que son la intención y la fe del siervo que provocan mucho mayor efecto que las dificultades y la grandeza monetaria del acto en el premio y la recompensa de éste.
Es evidente que estudiar y obtener conocimiento místico, sinceridad y presencia de corazón en forma completa, si no es un acto más difícil que la guerra y lucha santa, no es tampoco más fácil que ello, por lo tanto mucha gente participa aparentemente en la lucha santa y la peregrinación, pero muy poca puede alcanzar las altas cumbres del conocimiento místico y de la sinceridad. Numerosas narraciones de los Inmaculados Imames (a.s.) estimulan a los shi’ítas a visitar las tumbas de estos Inmaculados en especial la tumba del Imam Ridâ (a.s.).[4] De estas narraciones se deduce que los Inmaculados Imames consideraron dos tipos de recompensa para la visita de sus tumbas las cuales dependen de cómo fue realizada la salutación. Por lo tanto existe una recompensa fija para cualquier visitante de las tumbas y la mención de este tipo de recompensas es la mención de la dignidad de ellos, y no la mención de la recompensa que le es otorgada al visitante bajo cualquier condición.
3. Muchas de las súplicas y salutaciones juegan un papel determinante en la mención de los fundamentos doctrinales y en la expansión de de los conocimientos religiosos. Los Inmaculados Imames (a.s.) otorgaron a la sociedad humana dentro de los moldes de las súplicas y salutaciones conocimientos místicos, que eran imposibles de ser otorgados en otra forma. Por lo tanto la importancia prestada a estos en realidad provocará mantener vivos a la lucha santa, la cultura del martirio, la peregrinación, la religión y la ley islámica, y ciertamente son estos conocimientos místicos los que educan a los peregrinos y a los combatientes de la lucha santa.
4. Cuando no exista guerra ni lucha santa, y no sea tiempo de la peregrinación, por lo general el campo se encuentra más preparado para las actividades del Demonio y para las fuerzas perversas y de la falsedad. La naturaleza del ser humano también encuentra más inclinación hacia los deseos. En una situación así si alguien en lugar de atender sus deseos concupiscentes otorga puridad a su alma y espíritu, y las pule a través de las súplicas, salutaciones y oraciones, deberá disfrutar de un conocimiento y pureza elevada. Por ello el gran Profeta del Islam (s.a.w.) a un grupo de sus seguidores que regresaba de un intenso enfrentamiento dijo: “¡Bravo, por el grupo que regresa de la lucha santa menor y le espera la lucha santa mayor”. Le preguntaron: “¿Qué pretende decir con la lucha santa mayor?” Dijo: “La lucha en contra del deseo concupiscente”.[5]
Y tal vez una de las causas por la que los Inmaculados Imames (a.s.) mencionaron toda esta recompensa por la recitación de estas súplicas y oraciones fue que quisieron a través de este medio salvar el alma de las sociedad de caer en el cenagal de los deseos concupiscentes que provoca cualquier tipo de bajeza y desprecio del mundo y de la otra vida, y puedan volar en los cielos de la espiritualidad y luminosidad.
De cualquier manera, el propósito de estas narraciones, es considerar el valor y la importancia de estos actos de adoración, no el disminuir ni reducir el valor de la guerra y la peregrinación. Sino que puede decirse que estas mismas narraciones en forma indirecta mencionan el valor y la importancia de la lucha santa y de la peregrinación, que son la norma y el criterio para medir otros actos de adoración. Tal y como decimos respecto a los actos del mundo que tal mercancía parece oro (insinuando su gran valor).
[1]– Exegesis Nemunah, t.23, p.361.
[2]– Min lâ Îahdau Al-Faqîh, t.2, p.583.
[3]– Tahdhîb Al-Ahkâm, t.6, p.135.
[4]– Kâfî, t.4, p.585.
[5]– Wasâ’il Al-Shî’ah, t.15, p.161.