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Las mujeres y los hombres son iguales desde diversas perspectivas tales como, el que fueron creados de una misma esencia y el que gozan de derechos sociales, tales como libertad para estudiar, para escribir y libertad de expresión, y otros.
Pero desde la perspectiva corporal y espiritual tienen innumerables diferencias, que estas mismas diferencias provocan que los mandatos tales como la protección y el respeto del hiÿâb (vestido modesto) en la sociedad, tenga una ley especial de sí mismo. La mujer es el símbolo de la belleza y el hombre el símbolo de enamoramiento. Inevitablemente a la mujer deben decírsele no te pongas a la vista de los demás, no al hombre.
Claro está tampoco es así que el vestido modesto sea exclusivo de la mujer y para los hombres no sea necesario ningún recato.
Para evidenciar la respuesta habrá que poner atención en algunos puntos:
1. Las mujeres y los hombres son iguales desde diversas perspectivas tales como, el que fueron creados de una misma esencia[1] y gozan de derechos sociales, tales como el matrimonio, el aprendizaje y la enseñanza, la demanda de sus derechos, la libertad de pensamiento, de expresión, libertad de cálamo y otros.
2. La mujer y el hombre mientras que desde diversos aspectos son iguales pero desde otros muchos aspectos tienen diferencias.
El gran sabio Tabâtabâî a este respecto dijo lo siguiente: “La mujer al mismo tiempo que tienen cosas en común por otra parte tiene diferencias con los hombres, puesto que las especialidades de la estructura promedio de las mujeres tales como, cerebro, corazón, arterias, nervios, estatura y peso, según lo explicado en la anatomía del promedio de los hombres en esas mismas especialidades es menor. Y este asunto ha provocado que el cuerpo de la mujer sea más delicado y suave que el del hombre, y ante esto el cuerpo del hombre es más robusto y más fuerte. Los sentimientos delicados tales como: la amabilidad, la blandura de corazón, la búsqueda de embellecerse y adornarse en la mujer es mayor, mientras que la tendencia a reflexionar en el hombre es mayor. Por lo tanto, la vida de la mujer “tiende hacia los sentimientos” y la vida del hombre “tiende hacia la reflexión”.[2]
3. Lo fundamental del vestido modesto no es especial de las mujeres y para los hombres también hasta cierto grado es necesario.[3]
4. En nuestra opinión la filosofía de cubrirse para la mujer se debe a varias cuestiones; algunas de ellas tienen un aspecto sicológico, otras familiares y otras sociales.
A) Desde el aspecto sicológico, el hiÿâb ayuda a la higiene síquica de la sociedad.
B) Desde el aspecto familiar, el hiÿâb provoca el fortalecimiento de la relación de los miembros de la familia (entre los cónyuges) y establece una intimidad completa entre los cónyuges.
C) Desde el aspecto social, el hiÿâb induce la protección y el uso completo de la fuerza de trabajo y de la actividad de la sociedad.
Explicado de otra forma, el Islam desea hacer exclusivo del hogar los diversos placeres corporales, sean visibles, tangibles u otros, y dentro del marco del matrimonio legal. Y que la sociedad sea exclusiva para el trabajo y las actividades. Contrario al sistema occidental de esta época que el trabajo y las actividades los mezcla con los placeres sexuales. El Islam desea separar por completo estos dos ambientes.[4]
5. La causa necesaria de que las mujeres deben cubrirse más y mejor, además de las mencionadas en los puntos anteriores, existen singularidades especiales en las mujeres, puesto que ella es el símbolo de la belleza y el hombre el símbolo de enamoramiento. Inevitablemente a la mujer deben decirle no te pongas a la vista de los demás, no al hombre. Por ello a pesar de que para los hombres no se ha dado la orden de cubrirse (como a las mujeres) prácticamente los hombres salen de la casa más cubiertos que las mujeres. Ya que el hombre se inclina a ver y mirar fijamente a las mujeres, no a exhibirse. Y al contrario la inclinación de la mujer es más hacia la exhibición no a mirar a los hombres.
La inclinación de los hombres a mirar a las mujeres, estimula más a la mujer a exhibirse, por ello es que el embellecimiento es especial de ella.[5]
El punto final es que el vestido modesto de la mujer provoca que los valores de ésta incrementen desde el punto de vista del hombre. Los límites que mantiene la mujer entre ella y el hombre fue uno de los medios enigmáticos que la mujer utilizó para proteger su rango y posición ante el hombre. El Islam ha fomentado a la mujer para que utilice este medio. Si el Islam enfatizó en que la mujer camine en forma más firme, más digna y virtuosa, y no se exhiba ante los hombres, es para que incremente el respeto hacia ella y no sea considerada como un artículo barato que se encuentra fácilmente a disposición de todos.[6]
Explicado en otra forma: el que la mujer tenga hiÿâb en los límites determinados por el Islam, incrementa la dignidad y el respeto hacia ella; puesto que la protege de las ofensas de personas indignas e inmorales. Entonces el hiÿâb no es una limitación sino que una protección, tanto protege a la mujer como protege a la sociedad de la contaminación del pecado.
Para más información recurrir a:
1. La perla pura en la concha del hiÿâb, Aîatul.lah Ahmad Muhsinî Gorgânî.
2. El hiÿâb muestra de la personalidad, Muhammad Muhammadî Ishtihârdî.
3. Los factores de la corrupción y el mal vestir, y los métodos para enfrentarlos, Ahmad Razâqî.
4. La perla y la concha, Muhammad Shuÿâ’î.
5. El Hiÿâb, Murtidâ Mutaharî.
6. El Vestido de la mujer en el Islam, Muhsin Qarâ’atî.
7. La mujer en el espejo de la gloria y la belleza, ‘Abdul.lah Ÿawâdî Âmulî.
8. El Hiÿab desde el punto de vista del Corán y de la tradición, Fathî Fatâhî Zâdeh.
[1]– An-Nisā’ 4:1.–
"یا ایها الناس اتقوا ربکم الذی خلقکم من نفس واحدة و خلق منها زوجها و بث منهما رجالا کثیرا و نساء و اتقوا الله الذی تسالون به و الارحام ان الله کان علیکم رقیبا".
“¡Oh gentes! ¡Temed a vuestro Señor, que os creó de una sola alma y que creó de ella a su pareja y que, a partir de ambos, ha hecho surgir hombres y mujeres en abundancia! Y temed a Dios, en cuyo nombre os pedís unos a otros y [cuidad] las relaciones familiares. En verdad, Dios os observa”.
[2]– Al-Mîzân (traducción al persa), t.2, p.416.
[3]– Por ejemplo cubrir las partes púbicas es obligatorio, y cubrir lo demás del cuerpo es obligatorio en caso de que se encuentre a la vista de un no-íntimo o provoque disturbio y corrupción. A menos que se muestre esa medida que en forma común (como la cabeza y la cara) se muestra. Nuevos asuntos, t.3, p.227-228.
[4]– Mutaharî Prof. Mártir Murtidâ, Colección de las obras, t.19, p.432.
[5]– Ídem, t.19, el asunto del hiÿâb, cubrir la parte púbica.
[6]– Ídem, con algunos cambios.