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El temor, la esperanza y en ocasiones el afecto a Dios Sublime no tiene por qué ser causa de asombro, puesto que estos actos en una forma han llenado toda nuestra vida, pero por su gran claridad los ignoramos. Debe ponerse atención que inclusive nuestro andar es el resultado del temor, la esperanza y el afecto, puesto que mientras no exista la esperanza no caminaremos, y si no caminamos no llegaremos a la meta. Mientras no temamos, no tendremos cuidado en el andar y nos veremos dañados y aún así no llegaremos a la meta. Este asunto es más evidente en el uso de los medios de transporte, en los aparatos eléctricos o incendiarios, puesto que nosotros los usamos ansiosamente. Por ello si nuestra forma de usarlos no va acompañada de temor y precaución después de ello, utilizarlos provocaría nuestra muerte y destrucción.
Por lo tanto la unión del temor y la esperanza en una esencia y respecto a algo o a alguna persona, es posible y no hay por qué asombrarse.
En cuanto a la Esencia de Dios Sublime debe decirse que por una parte, habrá que temer a Dios y habrá que amarlo y tener esperanza en Él, puesto que el amor, el afecto y la esperanza en Él es el resultado de la unión, y por otra parte la actividad, el esfuerzo y el avance lo más posible en la adquisición de los factores de Su satisfacción, en conclusión llegar a las gracias, los favores y las bendiciones del mundo y de la otra vida otorgadas por Él. Mientras que el temor a Dios provoca la modestia, la humildad y el obedecimiento lo más posible, y dejar de desobedecer y demás factores provocan el enojo, la ira y el castigo de Él.
Este acompañamiento de temor y esperanza en el mundo provoca tranquilidad de cualquier temor y problema en la otra vida para la gente a nivel medio. El mundo que es lugar para el cultivo y el esfuerzo, su cultivo y esfuerzo necesitan de cuidado y protección de cualquier calamidad para que pueda llegar a usarlo en el otro mundo, mientras que allá no necesita de protección, al igual que allá no es lugar para el cultivo ni el esfuerzo.
El temor sólo, provoca desesperanza, desaliento, abatimiento y depresión. La esperanza y el afecto sólo y sin temor provoca el engaño del alma, la insolencia y realización del pecado, y cada una de estas dos formas por sí mismas son reprochables y desagradables.
El temor, la esperanza y el afecto son asuntos relacionados con la conciencia y no necesitan de ser explicados. El ser humano ante algunos asuntos es posible que sienta temor tal y como: (a) sentir peligro y daño por su vida, sus bienes, su honor y otros; (b) entender la grandeza y majestuosidad de un asunto o algo; (c) ignorar las consecuencia de un acto o del fin de sí mismo y otros, aunque es posible que con relación a un asunto algunos de estos factores se unan.
El sentimiento de afecto e inclinación también se muestran en algunos asuntos:
A) Encontrar atracciones y bellezas en el amado, e inclinación y afecto hacia él por el afecto e inclinación hacia esas bellezas, que el poeta considera a este amor buscador del color (es decir sentirse superior a los demás) y su fin lo considera una infamia. Pero este asunto no tiene generalidad, sino que si estas bellezas son bellezas pasajeras, mortales y figurativas, este asunto es correcto. De cualquier manera si estas bellezas y perfección, sean valores morales o belleza y perfección existencial y verdadera, este amor no anda en busca de color (superioridad), y su destino no es infamia, sino que su destino es tener un mismo color (es decir similar a Dios).
B) Sentimiento de dependencia y necesidad de un amado, y espera del uso del amado para llegar a sus propósitos. Este enamorado quiere al amado para sí mismo, no por él.
C) Amor que se obtiene por un sentimiento de agradecimiento al benefactor, y el amante se enamoró del amado porque recibió favores y obsequios por parte del amado y por el favor que le dio.
D) El amado, pide el amor del amante y atraerlo hacia sí mismo para ayudarlo y…, y es posible que con relación a un amado algunos factores vayan unidos.
Si ponemos atención en todas nuestras acciones y reacciones vemos que son una mezcla de temor, afecto y esperanza. Aunque es posible que en algunos casos una domine sobre otra, y no siempre se encuentre balanceadas, pero esta unión de temor y esperanza (y afecto) es un asunto inevitable. En efecto, este asunto es de los asuntos que por su gran evidencia lo ignoramos, y estos dos hacen efecto en nuestros actos. La esperanza y el afecto provocan estimulación en nosotros para realizar los actos diarios e inclusive los actos muy importantes. Mientras que el temor, provoca cuidado, exactitud y evaluación de sus conclusiones así como la provisión de sus preparativos. Si en el ser humano sólo existiese esperanza y afecto, la precaución sería echada a un lado y muy pronto nos veríamos afectados por la muerte, y si sólo existiese temor no realizaríamos ningún acto inclusive beber o comer, puesto que podría ser que una gota de agua llegara a la tráquea o un bocado se nos atorara en la glotis provocándonos la muerte.
Por lo tanto mostrar asombro de la unión del temor, la esperanza y el afecto respecto a Dios es digno de asombro, puesto que es la muestra de nuestro descuido del conocimiento de nosotros mismos y de nuestras posturas.
Una explicación: el temor, la esperanza y el afecto hacia Dios Sublime, en las diferentes personas es según la medida del conocimiento que tienen ellas de Dios y de los atributos de la Belleza de la Gloria de Dios y demás conocimientos de la religión por una parte, y las acciones pasadas de ellos por otra, y la seguridad o inseguridad de ellos de su futuro por una tercera parte son diferentes. Aquellos que fueron atraídos por la majestuosidad, grandeza y esplendor de Dios, y/o en su pasado realizaron desobediencia y no respetaron la presencia de Dios, su temor domina sobre su afecto y esperanza. Y al contrario aquellos que se vieron atraídos por la belleza y clemencia de Dios Sublime, y experimentaron los favores y las gracias de Él, y en su pasado respetaron la precaución y respetaron la presencia de Dios, y si pecaron, encontraron abiertas las puertas del arrepentimiento de Dios, y se arrepintieron sinceramente, su afecto y esperanza domina sobre su temor. Y los demás que actuaron entre estos dos y dudan de sus actos anteriores y la aceptación de estos, y también por su futuro por no haberse salvado de la Ira y el Castigo de Dios sienten miedo y mientras tienen esperanzas en Su perdón, indulgencia y misericordia, existe balance entre su temor, esperanza y afecto. Pero lo importante es que en la mayoría de la gente su temor y afecto surge del amor a sí misma y del instinto de atraer beneficios y alejar las pérdidas, es decir la mayoría de la gente por temor al castigo de Dios en la otra vida y verse privada de los favores Divinos, de no llegar a las bendiciones y satisfacciones del Paraíso, de los ángeles y los palacios, muestran a Dios amor y esperanza. Por ello aquellos que están enamorados de la belleza y perfección de Dios y se encuentran estupefactos por la gloria, estima y majestuosidad de Dios Todopoderoso, son muy pocos, y fuera de los Profetas y sus sucesores (a.s.) muy pocas personas llegaron a este rango.
El Imâm ‘Alî (a.s.) en su dicho inmortal presenta a estos tres grupos de la siguiente manera:
“Un grupo adora a Dios con la esperanza de Su perdón, y esta es la adoración de los comerciantes; otro grupo adora a Dios por temor, y esta es la adoración de los esclavos; un tercer grupo adora a Dios para agradecerle, y esta es la adoración de los que están libres (de sus deseos concupiscentes y de su egoísmo)”.[1]
Por ello es que algunos de los grades eruditos dicen que una de las bases importantes de la educación en el Islam es el »afecto«. El Generoso Corán que es el maestro y educador moral, considera al afecto como el eje principal de las virtudes morales. El Imâm As-Sâdiq (a.s.) dijo: “Dios Sublime educó a su Profeta con afecto Divino”.[2]
El asunto de asustar y fomentar en el Corán y las narraciones de los Inmaculados Imâmes (a.s.) son numerosas, pero en relación con las personas débiles (último grado) y en relación con las personas nivel medio es “el principio y el medio” para que la persona al inicio camine por el sendero del castigo y del estímulo, y gradualmente lo haga en base al afecto.[3] Por lo tanto no habrá que asombrase de la unión del temor y el afecto en cuanto a Dios, sino que esta unión de temor y la esperanza son necesarios para la educación, la sublimidad y el progreso del ser humano. Ya que por medio del temor, se aleja de desobedecer, de matar y de los medios de la ira, el enojo y el castigo de Dios, incrementando aun más la humildad y obediencia a Dios. Y por el afecto de realizar deseoso los actos obligatorios y preferentes da la cara hacia los asuntos que provocan atracción de los favores y de la clemencia de Dios así como de sus bendiciones. En conclusión, el resultado de su temor y su esperanza es adelantarse hacia los buenos actos y adorno de las virtudes, el alejamiento de las maldades y desobediencias, así como sacar las abyecciones. Esto es esa perfección agradable del propósito de Dios para crear al ser humano. Es decir tomar el color de Dios y llegar a la jerarquía de ser el califa de Dios, descansar en las bendiciones de la otra vida y salvarse de cualquier preocupación y molestia, al igual que fue indicado numerosas veces este resultado: “…quienes crean en Dios y en el Último Día y actúen rectamente, tendrán su recompensa junto a su Señor. No tendrán que temer y no estarán tristes”[4]. De lo contrario, el temor sólo provoca abatimiento, depresión, desesperanza, dejar de arrepentirse, ahogarse en los pecados y desobediencias y…, y al fin verse atrapado en los castigos de este y el otro mundo. El afecto solo, también provoca insolencia y realización del pecado, con la esperanza de poder lograr el arrepentimiento al final de la vida, y avidez sin límites de la clemencia, la generosidad y el favor de Dios. Mientras que cuando no anduvo en busca de adquirir medios para obtener la amabilidad y la clemencia de Dios no puede beneficiarse de la clemencia y el favor de Él. Es por ello que el Imâm Husaîn (a.s.) en la súplica de ‘Arafah dijo: “Es ciego el ojo que no Te ve vigilándolo, y mal negocio es para el siervo aquel que no le apareja Tu amor como provecho”. Entonces beneficiarse de este temor y afecto se muestra en la otra vida, y allá o el lugar del castigo y el castigo puro será para aquellos que no protegieron esta bendición (afecto), para los que perdieron la esperanza y se sumergieron en los pecados, o fueron engañados y no llevaron provisión; o el lugar de las bendiciones y tranquilidad pura sin ninguna preocupación ni temor será para aquellos que cuidando la balanza entre el temor y la esperanza tanto se alejaron del pecado como se adelantaron en los actos rectos para su otra vida.
Para más información recurrir a obras de moral parte “temor y esperanza” o “afecto” y “wilâîah”. Como ejemplo:
1. Los grados de la moral en el Corán, Ayatul.lah Ÿawâdî Âmâlî, pp.279-340.
2. Explicación de los cuarenta Hadîz, Imâm Jomeînî (r.), pp.221, 233, 481, 484.
3. La moral en el Corán, Muhammad Taqî Misbâh Yazdî, asunto temor y esperanza.