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La gente que no convirtió su fe al Islam, se divide en dos grupos:
1. El grupo que idiomáticamente es conocido como el ignorante culpable e incrédulo. Esto es, conocieron el Islam y comprendieron que es la verdad, pero con obstinación y rebeldía no están dispuestos a aceptar la verdad. Este grupo merece el castigo y el Infierno eterno.
2. El grupo que idiomáticamente es conocido como ignorante débil. Esto es, aquellos que el Islam y su mensaje no les llegó o les fue presentado pero muy defectuoso e irreal; y aquellos que suponen al Islam al nivel de las religiones de la India y China o, cuando mucho, al nivel del judaísmo y cristianismo. Este grupo por la sinceridad que muestran hacia su religión y escuela, es de los salvados.
El Islam es una religión verdadera aceptada y confirmada por la razón sensata, es una religión fácil de llevar y al alcance. Alcanzar su verdad es un asunto factible y posible. Para llegar a alcanzar esta verdad, le fueron otorgadas al ser humanos dos pruebas: “externa” e “interna”, estas son: “los Profetas y los santos Divinos” y “la razón” respectivamente.[1]
El Islam se encuentra en contradicción absoluta con el pluralismo religioso. El pluralismo se basa en el fundamento de que las diversas creencias son iguales y que el musulmán, hindú, cristiano, judío y otros, disfrutan un mismo rango y jerarquía, y no existe ninguna razón para la nulidad de ninguna creencia. Puesto que la verdad no puede ser alcanzada, y la religión también es un asunto relativo que tiene totalmente un sentido personal, y no sólo su verdad y su contenido no pueden alcanzarse, y cada cual entiende a la religión a su forma, sino que existen numerosas y correctas verdades y senderos para llegar a la salvación.
Una teoría como ésta no coincide y es totalmente incompatible con la religión del Islam, puesto que el Islam está compuesto por una serie de fundamentos de creencias y de ramas prácticas, legales y morales.[2] Con esto el Islam habla de una forma de pluralismo, y éste es el pluralismo cuando quiere ponerse en práctica, o sea la aceptación y moderación es con aquellos que desconocen la verdad del Islam. En otras palabras, aquellos que no convirtieron su fe al Islam, se dividen en dos grupos:
1. El grupo que idiomáticamente es conocido como el ignorante culpable e incrédulo hostil. Esto es, conocieron el Islam y comprendieron que es la verdad, pero con obstinación y rebeldía no están dispuestos a aceptarla. Este grupo está compuesto por los incrédulos enemigos y merecen el castigo del Infierno, puesto que conocieron la verdad y, abusando de su autoridad, se oponen a ésta con conocimiento y a propósito. Un grupo como éste que podía ser de los salvados, a pesar de que aparentemente tuvieron un buen comportamiento, puesto que ocultaron la verdad y enemistaron con ésta, al mostrar obstinación cerraron para sí mismos el sendero de la salvación, en conclusión eligieron su lugar.
2. El grupo que idiomáticamente es conocido como ignorante débil. Esto es, aquellos que el Islam y su mensaje no les llegó o les fue presentado pero muy defectuoso e irreal; y aquellos que suponen al Islam al nivel de las religiones de la India y China o, cuando mucho, al nivel del judaísmo y cristianismo.
Es evidente que este grupo, ya sea que viva en un lugar lejano del mundo o en el continente de Europa o América, y pase su vida en la cuna de la cultura, puesto que no son culpables de su falta de fe no se verán atrapados por el castigo del Infierno, puesto que no son culpables. El castigo es para aquellos pecadores culpables, aquellos a los que no les llegó el mensaje del Islam ni de su verdad, o les llego pero en forma irreal y desconocen la verdad de la religión islámica, no son ni pueden ser considerados culpables por no haberla aceptado.
Por desgracia la mala propaganda en contra del Islam es tanta que ha quitado a la gente cualquier forma de libertad de pensamiento y realismo, en tal forma que no llega a identificar la verdad de lo falso. La realidad es que a pesar de los veloces avances materiales, el ser humano contemporáneo ha retrocedido en el campo espiritual, y siendo su causa y factor la “arrogancia mundial” [los gobiernos imperiosos] y los medios publicitarios y artísticos de éstos, que con todas sus fuerzas programaron cambiar y alterar la verdad. Por lo tanto mucha gente, inclusive en la cuna de la cultura, ha quedado desinformada del Islam y de la Escuela de los Inmaculados Imâmes (a.s.), y todavía pero es la información incorrecta e irreal del Islam que se les ha dado al presentar a la religión de la clemencia, amabilidad y justicia, como una religión ruda, opresora e injusta.
Según la opinión del Islam, si personas como éstas son sinceras hacia su religión –basándose en su naturaleza innata–, por ejemplo evitan mentir o realizar actos inhumanos, serán de los salvados y tienen esperanzas en la Misericordia Divina.
Este debate corresponde a los sabios teístas y teólogos a los cuales no les fue presentado el Islam en forma correcta, así también incluye a los sunnitas que no les fue explicada e interpretada la verdad de la Escuela Shî’ah.
En resumen cualquiera que se vio privado de la verdad, y él tampoco sea culpable en ésta, no merece el Infierno, puesto que el Infierno es lugar de los pecadores, no de aquellos que ignoran la verdad.[3]
[1]– Usûl Kâfî, t.1, p.25 h.22, libro: La razón e ignorancia.
[2]– Para una discusión más amplia respecto al pluralismo religioso, recurrir a: Revista trimestral Naqd, no.4, otoño 1997, bajo el título de “Pluralismo religioso y tendencia hacia el pluralismo”, en especial la discusión con el Dr. Legenhausen bajo el título de “No destruyamos el significado de Profecía”, y el artículo del Ayâtu.lah Ÿawâdî Âmulî “Y el Pluralismo religioso”, y Nasrî ‘Abdul.lah, “La certeza extraviada”, impr. Sorush, entrevista con Hadî Sadiqî, pp.319-427.
[3]– Mutaharî Prof. Mártir Murtidâ, “La justicia Divina”, octava parte; y Revista trimestral Naqd, no.4, artículo “El Incrédulo musulmán y el musulmán incrédulo”, Muhammad Hasan Farâmalikî.